Un vertiginoso descenso con paso de frontera, nos lleva desde los 3.000 metros del Parque
Aconcagua hasta el océano Pacífico en Viña del Mar. Es una agradable ciudad muy
animada y muy poco adecuada para situar nuestro camión para la noche. Por ello
nos desplazamos a una especie de camping (por llamarle algo) diez kilómetros al
norte en un pueblo llamado Concón desde donde
un microbus nos lleva a visitar Valparaíso. Esta ciudad tan renombrada y
declarada Patrimonio de la Humanidad nos decepcionó bastante. Está sucia, con
multitud de edificios en ruinas y con rascacielos construidos entre las casitas
de colores que cubren las faldas de los cerros y que destrozan la que un día
debió ser bonita perspectiva. Dimos un largo paseo utilizando alguno de los
ascensores que comunican el nivel del mar con los diversos cerros y comimos en
un restaurante en la playa. Sin embargo, una buena parte de la ciudad resulta
imposible de visitar a causa de la inseguridad que todo el mundo, incluso la policía, se encarga
de advertir. Realmente una lástima.
Aconcagua hasta el océano Pacífico en Viña del Mar. Es una agradable ciudad muy
animada y muy poco adecuada para situar nuestro camión para la noche. Por ello
nos desplazamos a una especie de camping (por llamarle algo) diez kilómetros al
norte en un pueblo llamado Concón desde donde
un microbus nos lleva a visitar Valparaíso. Esta ciudad tan renombrada y
declarada Patrimonio de la Humanidad nos decepcionó bastante. Está sucia, con
multitud de edificios en ruinas y con rascacielos construidos entre las casitas
de colores que cubren las faldas de los cerros y que destrozan la que un día
debió ser bonita perspectiva. Dimos un largo paseo utilizando alguno de los
ascensores que comunican el nivel del mar con los diversos cerros y comimos en
un restaurante en la playa. Sin embargo, una buena parte de la ciudad resulta
imposible de visitar a causa de la inseguridad que todo el mundo, incluso la policía, se encarga
de advertir. Realmente una lástima.
Un paso por el Cajón del Maipo al sureste de la capital, nos
permite un día relajado antes de entrar en el ajetreo de visitar una gran ciudad.
Se trata de una zona de montaña, muy turística y por lo tanto algo sobre explotada. Es bonita pero nada en comparación a lo que ya hemos visto de Chile.
permite un día relajado antes de entrar en el ajetreo de visitar una gran ciudad.
Se trata de una zona de montaña, muy turística y por lo tanto algo sobre explotada. Es bonita pero nada en comparación a lo que ya hemos visto de Chile.
Una vez situaos en el patio de una empresa, muy cerca del centro, por gentileza de nuestro amigo René hacemos una visita a Santiago, la capital.
La ciudad, seguramente a causa de las fechas, está a rebosar. Las calles son un hervidero de gente y la animación es increíble. Es Nochebuena y paseamos a 21 grados con pantalón corto y polo. Se hace difícil entrar en el ambiente navideño en estas condiciones. Una nota simpática: el taxista nos ha pregutado que tal se había portado con nosotros «El Viejo Pascuero», suponemos que en referencia a Papá Noel.
Al poco tiempo de comenzar nuestro paseo, un grupo musical callejero entonó una de mis canciones preferidas: Sapo cancionero. Hay en ella una estrofa que se me antoja muy adecuada:
Al poco tiempo de comenzar nuestro paseo, un grupo musical callejero entonó una de mis canciones preferidas: Sapo cancionero. Hay en ella una estrofa que se me antoja muy adecuada:
Sapo cancionero
canta tu canción
que la vida es triste
si no la vivimos
con una ilusión.
¡Por eso estamos aquí!
También un taxista nos recomendó un restaurante para la cena de Nochebuena con espectáculo folclórico incluido. Reservamos por la mañana y a las nueve de la noche, de punta en blanco, allí estábamos.
La cena, bien y el espectáculo aceptable pero los dos Pisco Sour que nos metimos en el cuerpo pusieron la energía necesaria para pasar una gran noche con bailongo y todo. La consecuencias llegaron en la mañana del día siguiente. A las nueve de la mañana llegaron a presentarse y conocernos Karen y René, nuestros anfitriones santiaguinos. Me imagino que la primera imagen nuestra que tuvieron no fue la mejor, pero ellos mejor que nadie sabrán el resultado de beber Pisco sin pensar mucho en el día siguiente…
Varias vistas de Valparaíso: los cerros, los ascensores típicos, la iglesia Matriz y vistas panorámicas.
Santiago de Chile: La catedral
Palacio de la Moneda.
Pilar a la puerta del restaurante y brindis con Pisco Sour.
BONITO REPORTAJE , POR LA NOCHE , INTENTARE , CONTESTARTE .
ACAVO DE LLEGAR A CASA , LAS 12,30 noche , ya sabes , celebrando la Navidad , con la familia , y me caigo de sueño .
MAÑANA , te contesto , SEGURO . ABRAZOS
BUENO , ¡ ¡¡ al fin , puedo escribirte , ! ! !
¿ Qué tal la Nochebuena ? , con ésa temperatura . Se os habrá hecho raro . Aquí ya te puedes imaginar , frío lluvia , desapacible vaya .
Como vais bien con lo previsto , supongo que veréis , el Rally , ¿ en dónde ? , ya contarás , para que pasemos un poco no , mucha envidia .
Estoy tratando de conseguir llantas de 20 " , pero nada , tendré que hacer de encargo, con ayuda de súper Alfredo claro . Y tus ruedas , ¿ qué tal van ? , bueno y lo demás , también ,que ya lleváis un montón de km .
¿ Qué tal se apaña Cristian sólo ? . El otro MAN , sigue con las ruedas 22,5 . Bueno la salud supongo que bien , las comidas etc , etc . Recuerdos p'atos