Llegamos a San Miguel de Allende a media tarde y después de encontrar el lugar de acampada que habíamos elegido ya nos dio pereza salir, por lo que pasamos el resto de la tarde en el camión echando una partida y con una cena temprana nos dimos al descanso rápidamente.
Al día siguiente hicimos la visita en dos fases con un tiempo para comer y descansar en el camión. Nos sorprendió agradablemente la ciudad llena de notables edificios coloniales muy bien conservados y con un buen número de iglesias barrocas con importantes fachadas también en buen estado de conservación. La parroquia principal, que no supimos si tiene la categoría de catedral, es una construcción en un estilo indefinible, un poco sorprendente que por momentos puede dar la impresión de una vaga inspiración en la Sagrada Familia de Barcelona, desde luego salvando muy importantes distancias.
Regresamos ya de noche tras pasar un rato en una muy agradable terraza en una preciosa esquina del casco histórico tomando un Margarita que estaba excelente.
Desde allí en un corto trayecto llegamos a Querétaro y nos dirigimos al punto marcado en Ioverlander como “Chirrolo’s Camping”, en realidad el jardín de la casa de Sergio y Adriana que ponen gentilmente a disposición de los viajeros. Pasamos allí dos noches y el día correspondiente cuya mañana aprovechamos para conocer la ciudad y la tarde en una animada conversación con ellos.
La ciudad tiene un centro histórico colonial agradable y con edificios notables. Como habíamos salido con nuestros patinetes, pudimos hacer recorridos importantes en poco tiempo lo que nos permitió ver lo más interesante de la ciudad.