Casi siempre, las llegadas a las ciudades son complicados para nosotros. El tamaño del camión, la anchura de algunas calles, la complejidad del tráfico con normas y costumbres muy diferentes de las que estamos habituados, limitaciones de peso, de altura en túneles y algunas otras, están casi siempre presentes en mayor o menor grado y San Francisco no fue la excepción.
Nos encontramos con una ciudad que, en un país donde un porcentaje elevadísimo de viajeros lo hacen en uno u otro sistema de vivienda móvil, se presentó muy hostil a este tipo de alojamiento.
No existen campings en un radio razonable para la visita y del único del que tuvimos noticia, además de bastante alejado del centro tenía un precio realmente inaceptable de 200$ por noche además de muy malas críticas de parte de otros viajeros, así que, tras dos o tres intentos fallidos, optamos por desplazarnos hasta Sausalito, un bonito pueblo en la costa de la bahía a unos 12 km del centro de S. Francisco y al otro lado de la bahía. En condiciones normales (sin Covid) desde allí salen varios ferris diarios hasta la zona de Embarcadero en San Francisco, pero en este momento estaban suspendidos y como alternativa había una línea de autobús que fue el medio que utilizamos. Afortunadamente nos permitieron llevar en el bus nuestros patinetes, lo que nos permitió hacer una visita muy completa de las zonas interesantes de la ciudad: la zona de Embarcadero en la orilla de la bahía y frente a Alcatraz a donde no pudimos ir por ser necesaria una reserva previa que tenía completos más de los dos siguientes meses.
A la vista de la isla y del mar, comimos un tentempié que nos habíamos llevado de casa sentados en un banco situado en uno de los muchos paseos que se adentran en la bahía disfrutando de las preciosas vistas.
Visitamos Chinatown y subimos y bajamos por las empinadísimas calles clásicas de las persecuciones de las películas.
Finalmente tuvimos la que resultó una buenísima idea y tomamos el bus hasta la estación de peaje de la entrada del Golden Gate en donde nos bajamos y recorrimos con nuestros patinetes el resto del camino hasta el aparcamiento de Sausalito en donde estaba el camión, cruzando el espectacular puente a bordo de los patines.
Nos pareció una bonita ciudad, animadísima y situada en un espectacular entorno, lástima que no tengan en cuenta a los overlanders.
Desde allí, al siguiente día, emprendimos la ruta hacia el Parque Nacional Yosemite para el que teníamos reserva dos días después.
Ese será el objeto de nuestra próxima publicación.
Los precios de los campings en USA son siempre desorbitados, sobre todo los cercanos a las grandes ciudades del oeste. Afortunademente, lo resolvísteis muy bien
pues sí, es realmente increíble sobre todo que una municipalidad turística como SF sea tan hostil a los RV.
, pero por suerte casi siempre hay un remedio