Decidido: cruzamos Afganistán

No negaremos que un poco de preocupación teníamos. Estaba aún muy reciente el atentado que había costado la vida a varios turistas españoles en Bamiyán y, aunque es cierto que locos los hay por todas partes, la fama que arrastra Afganistán no es precisamente buena. Sin embargo, el atentado nada tuvo que ver con los talibanes, sino que, según parece, fue obra de un fanático y esto que por un lado daba una cierta tranquilidad, por el otro te hace recelar de que se trate de algo habitual.

En fin, la decisión estaba tomada y no había vuelta atrás, por lo que a las ocho de la mañana de un buen día nos presentamos en el consulado de Afganistán en Pesawar (Pakistán) con el objetivo de obtener nuestros visados y el permiso de circulación para el camión.

Pronto empezamos con los problemas, ya que la hora de apertura que figuraba en la web del consulado (8 de la mañana) no era correcta y las oficinas abrían a las nueve, que en realidad se convirtieron en las 9h 40. Todo ese tiempo lo pasamos separados. Magy tuvo que entrar por una puerta separada específica para mujeres a fin de ser cubierta con un burka. Sí, ¡un burka con su rejilla para los ojos y todo! Yo, mientras tanto estuve sentado en un banco del jardín del consulado esperando que apareciera y cuando lo hizo, tuvo que ser ella la que se dirigiera a mí, pues la habían convertido en una especie de fantasma.

Los trámites se desarrollaron razonablemente bien para lo que cabía esperar y un par de horas después salíamos del edificio con nuestros papeles listos para emprender la aventura.

Al día siguiente, temprano recorrimos los escasos 40 km que nos separaban de la frontera y después de unos larguísimos y tediosos papeleos en la parte paquistaní pusimos nuestras ruedas en territorio afgano.

Las primeras impresiones del trato con los talibanes (todos armados hasta los dientes) fueron buenas. En todo momento nos trataron correctamente, ayudando y acompañándonos en todo el largo proceso de formalización de los trámites de entrada. Ya en el territorio afgano Magy no precisó el burka, sino que con cubrir el cabello fue suficiente.

Sin embargo, fuimos testigos del trato desconsiderado, grosero e incluso violento que dispensaban a la multitud de pakistaníes que se agolpaban cargados con enormes cantidades de bultos de vuelta a su país.

Terminado los trámites en un par de horas, hicimos los primeros 10 o 12 kilómetros hasta que encontramos un punto en el que acampar en el que pasamos una tranquila noche sin que nadie nos molestara.

Esa fue la tónica de todos los campamentos que hicimos, alguno en lugares muy agradables.

Llegados a Jalabad, la primera ciudad importante por la que pasamos, teníamos que pasar por las oficinas del ministerio de turismo para obtener un permiso que nos permitiera circular por la región y allí mismo nos indicaron que la operación había que repetirla en Kabul para obtener el que sería ya el permiso general para todo el país.

Una vez en Kabul (una ciudad ciertamente agradable y de buena presencia) tuvimos que buscar el ministerio de turismo y, una vez en él, fuimos recibidos por el señor ministro en persona, quien, por medio de un intérprete, se interesó vivamente por nuestro viaje, de donde éramos y otras muchas cuestiones y, finalmente nos entregó una carta manuscrita de su puño y letra a cada uno de nosotros en la que solicitaba la colaboración de los talibanes que nos encontráramos en los controles de la ruta (no demasiados) para que nuestro paso por el país fuera confortable y sin impedimentos y, ciertamente, cuando nos pararon en un control y mostramos las cartas, el trato que siempre fue correcto, pasó a ser ceremonioso.

Ciertamente, la experiencia resultó tan buena (dejando aparte las terribles condiciones de alguna carretera) que llegamos a lamentar no haber programado una visita del país. Mención especial para dos o tres ocasiones en las que comimos espléndidamente en restaurantes y por un precio de risa: 4€ los dos por platos de carne guisada realmente riquísima, ensaladas, agua, té y un buen servicio, eso sí, sentados en alfombras en el suelo y con los dedos…

Realmente, hay que concluir que toda la información que nos llega es parcial y en ocasiones tendenciosa, pues, por ejemplo, nosotros vimos mujeres con la cabeza descubierta caminando por las calles y, si bien esto no debe entenderse como una alabanza del régimen talibán que es ciertamente deplorable, sí que deja claro que todo lo que nos llega no debe ser tomado con dogma de fe.

Seguramente será difícil, pero si se presentara una ocasión de conocer el país, seguramente con lo que sabemos, no la desaprovecharíamos.

Video travesía de Afganistán (1) Video travesía Afganistán (2)

2 comentarios de “Decidido: cruzamos Afganistán

  1. Manuel Montes dice:

    Buen día Carlos y Magy.
    Myrna y yo estamos encantados y felices con vuestros viajes por esas tierras de Asia. En principio, en muy pocos días, será la nuestra tambien pues para alla vamos!
    Seguramente va a haber muchos lugares que visitaremos asi como vosotros ya lo habéis hecho. Iremos con los ojos bien abiertos y ávidos de aquello que nos produce esa maravillosa sensación de viajar y vivir momentos en diferentes paises y con personas maravillosas.
    Y como no, nos gustaría poder tener la oportunidad de poder tener la oportunidad de aprovecharnos de esas vuestras experiencias y que nos permitierais haceros algunas preguntas para despejar algunas de las muchas dudas que tenemos.
    Os mandamos un fuerte abrazo!
    Myrna y Mnauel

    • CarlosMagy dice:

      Hola Myrna y Manuel, gracias por escribirnos, y disculpas por la tardanza en contestar, esperamos seguir en contacto vía WhatsApp. Un gran abrazo para los dos.

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