Después de los días de aventura recorriendo la pista hasta llegar a Zagora, se imponían algunas jornadas en esta agradable ciudad para reponer suministros y descansar de dar saltos en el asiento.
Previamente fue necesario pelearse con un enorme rebaño de dromedarios para conseguir agua y aunque con algún que otro empujón conseguimos nuestra ración de agua.
Algunos paseos, visita al mercado semanal algún almuerzo en un restaurante y de nuevo en la ruta para recorrer el sur del país con dirección a las montañas del Anti Atlas, con agradables etapas en varias localidades de la zona como Tata, Foum Zguid y un bonito campamento en las montañas cerca de Tazegzaute en un paisaje muy curioso por la geología muy particular que presenta.
En todas estas paradas, hicimos algún recorrido para conocer las localidades y alguna particularidad de la zona. Así visitamos la zona de las cuevas en Tata y la antigua Foum Zguid, hoy en ruinas, pero que un día fue un importante centro de parada de las caravanas que cruzaban el Sahara.
También el recorrido final, ya en terreno montañoso con un paso a casi 3000 metros, fue de una gran espectacularidad rodando por una estrecha carretera en buen estado, atravesando magníficos paisajes.
La llegada a Tafraoute es realmente preciosa. Está situada en un valle con mucha vegetación y con muchas pequeñas aldeas salpicando el paisaje proporcionando unas vistas de gran belleza.
Desde allí un corto pero intenso recorrido por una estrechísima carreta con fuertes pendientes nos llevó hasta una zona situada en un espectacular mirador en donde acampamos dos noches aprovechando el día entre ellas para una muy agradable excursión en bicicleta de casi cincuenta kilómetros por carreteras de montaña para recorrer el oasis situado en las gargantas de Ait Mansour, situado como su nombre indica a lo largo de una espectacular garganta tapizada por un palmeral y numerosas aldeas.
Ya en dirección a la costa atlántica, una parada para conocer la fuente termal de Fask, de la que no se puede decir nada interesante y otra para avituallamiento en Guelmim en una de las últimas posibilidades de encontrar un supermercado digno de ese nombre antes de internarnos en el Sahara Occidental.
De nuevo es obligatorio reseñar el enorme esfuerzo que el país está haciendo en materia de infraestructuras, tanto en las ciudades, realmente irreconocibles con respecto a nuestra anterior visita hace ocho años, como en las vías interurbanas, donde un tramo en mal estado es la excepción.

