14.- Desde Fiambalá hasta Copiapó.El paso de San Francisco. La etapa del Dakar 2014 que no pudimos ver

Desde Fiambalá afrontamos la
subida del Paso de San Francisco a 4.748 metros con el añadido de tener que
permanecer durante casi 4 horas por encima de los 4.500. Precioso recorrido
rodeado de volcanes, algunos activos y bordeando de lagos con un color irreal.
Y por fin llegamos a Copiapó en
donde utilizamos el resto del día en compras y pequeñas reparaciones para, ya
entrada la noche ir a dormir al lado del denominado camino Japonés que es una
pista entre dunas impresionantes que partiendo de Copiapó llega a Caldera en la
costa y cuyo recorrido corta en varios puntos la trayectoria del Rallye. Por la
mañana nos divertimos en una enorme duna que intentamos subir sin conseguirlo
por poco y  nos acercamos a Caldera, un
pequeño puerto pesquero para comer.
A unos cinco kilómetros está
Bahía Inglesa que es una playa situada en una bahía con un pueblo de vacaciones
y allí pasamos la noche.
Nuevo paso de aprovisionamiento
por Copiapó y por la tarde búsqueda del campamento que una cuadrilla de amigos
de René había montado a la espera del paso de la carrera. Fue muy agradable
pasar la noche en su compañía. Prepararon (cómo no) asado, al que fuimos
invitados y me gustaría mencionar la simpatía de todos ellos y la acogida que
nos dispensaron.
En la mañana siguiente teníamos
que realizar un corto desplazamiento por las dunas para aproximarnos a la
trazada de la carrera y fue en ese trayecto en donde todo cambió para nosotros.
En un paso estrecho entre dos dunas el terreno cedió bajo las ruedas del
costado derecho del camión y volcamos.
Fue una caída lenta y únicamente
de un cuarto de vuelta, pero el sitio en el que quedó era extremadamente
complicado para el acceso de cualquier vehículo de rescate.
La buena noticia: Ni Pilar ni yo
sufrimos daños dignos de mención.
La mala noticia: el camión estuvo
en esa postura hasta las tres de la madrugada cuando una excavadora de orugas
consiguió hacer un plano en la arena y ponerlo derecho.
El panorama en el interior era
desolador. Todo se había revuelto, las baterías habían tirado ácido y el
desastre nos hizo pensar que nuestra aventura se había acabado allí.
Sin embargo, algunos días después
cuando escribimos esto, podemos decir que el camión no sufrió daño mecánico
alguno y que los desperfectos de la caja están corregidos los más importantes y
en vías de solución los menores, por lo que hemos decidido continuar aunque
seguramente adelantaremos la fecha del primer retorno a casa.
No será, sin embargo, inmediatamente
ya que hemos pensado, que de volver ahora, lo haríamos con un mal regusto y
hemos decidido continuar el viaje según lo previsto por Atacama y Bolivia a fin
de que el retorno se haga con los buenos recuerdos de estas visitas. Esa es
nuestra decisión tras haberlo hablado y meditado juntos durante bastantes
horas, sopesando  pros y contras.
¡Quédese en anécdota el incidente
a la vista de que sus consecuencias no fueron tan desastrosas como parecieron
en un primer momento!
Hay que seguir y lo vamos a
hacer. Las horas amargas van quedando atrás poco a poco.
Quiero insistir: Nosotros estamos
físicamente tan bien o tan mal como antes de volcar y aunque el recuerdo de la
pesadilla está aún presente queremos seguir nuestra aventura.

Dos cosas dignas de mención: el
apoyo y ayuda de nuestros amigos Jean Yves, Annie, René y Karen así como de
todos los que habíamos conocido en el campamento que se volcaron en nuestra
ayuda y la entereza y espíritu aventurero de Pilar sin cuyo apoyo las cosas
hubieran sido mucho más difíciles.

 


    

   

 Algunas imágenes del Paso de San Francisco
Por las dunas de Copiapó antes del desastre.
Un pelícano arponeando peces.

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