22.-Arequipa y cañón del Colca. Final de la primera fase en Arica.

Nuestros planes de ir hasta Arequipa sin atravesar Cuzco se
vieron frustrados a causa de que la información obtenida de la policía de
tráfico decía que la ruta elegida era poco menos que inviable. Con la
preocupación que nos producía atravesar Cuzco, con un centro imposible para el
camión, ausencia total de cualquier tipo de señalización y las calles trialeras
(no es exageración y al que lo piense así le sugiero que atraviese la llamada
«vía expresa») entramos en la ciudad detrás de un trailer al que
decidimos seguir. Tras él llegamos a la mencionada vía expresa que conseguimos superar sin
roturas mecánicas. A partir de allí ya conocíamos el camino para tomar la ruta de
Juliaca de la que deberíamos desviarnos a unos 70Km para tomar la carretera de
Arequipa.
Ésta comenzó muy bien, con buen asfalto… que duró 15 km. A
partir de allí luces y sombras.
Pasamos la noche a la orilla del lago Longui a 3.900 m y 2
grados y por la mañana retomamos el camino que fue muy duro. ¡Y éste era el
bueno!
A media tarde llegamos a Arequipa y sin dificultad
encontramos el Hotel de las Mercedes que se menciona en el foro Lelienamsud.
Muy agradable y casi en el centro.
En Arequipa comenzamos la visita con el museo en el que se
exhibe a Juanita, la momia de la niña inca encontrada hace poco en el Nevado
Ampato. Juanita estaba ausente por labores de mantenimiento y en su lugar
estaba Sarita, algo peor conservada pero así mismo muy interesante como todo lo que
rodea a estos hallazgos de niñas sacrificadas para aplacar la ira de los Apu o
dioses de la montaña. Sacrificadas de una manera absolutamente salvaje: les
asestaban un golpe con una maza ritual en el arco supraciliar y desde su
nacimiento eran destinadas y preparadas para ser ofrecidas en sacrificio.
Un paseo nos llevó a visitar la iglesia y los claustros de
la Compañía de Jesús y la preciosa plaza de Armas con la catedral, para terminar
con una comilona en la que saboreamos el típico chupe de camarones y un ceviche
de pescado que estaban buenísimos y son típicamente peruanos.
La mañana siguiente la dedicamos íntegramente al convento de
Santa Catalina. Más que un convento se trata de una verdadera ciudadela en la
que las monjas, según llegaban al convento se construían su propio apartamento
con salita, capilla, cocina con su horno, etc. Esto ha dado lugar a una ciudad
dentro de la ciudad con calles de nombre tan español como Sevilla, Granada,
Córdoba o Toledo, sin olvidar la bonita plaza Zocodover homónima de la plaza
mayor de la capital toledana. Francamente muy bonito e interesante, además de
perfectamente acondicionado y mantenido con la colaboración de Cooperación
Española que en Perú si funciona y no como en Bolivia en donde fueron invitados
a abandonar lo que estaban haciendo seguramente porque en España somos más
amigos de los imperialistas yanquis que de los bolivarianos ejemplares que gobiernan (o eso dicen) Venezuela y que son íntimos de Evo Morales y su desgobierno.
Terminamos con una ronda por otras tres iglesias que
presentaban también interés.
Al día siguiente salimos con destino al cañón del Colca,
pero un monumental atasco a la salida de Arequipa junto con bastantes
kilómetros bajo una intensa niebla nos decidieron a pasar la noche
en Chivay, en la plaza de Armas con el beneplácito de la policía.
Reanudada la marcha visitamos varios pueblecitos del cañón
como Yanque, todos con interesantes iglesias coloniales y los inevitables mercadillos
de artesanía. La carretera asfaltada duró 8 km y luego se convirtió en una mala
pista destrozada por el agua que desciende por las paredes del cañón. A la hora
de comer estábamos con el camión perfectamente situado en el aparcamiento del
mirador Cruz del Cóndor en un escenario realmente espectacular.
Pasamos la tarde recorriendo el lugar y contemplando algún cóndor que sobrevolaba una y otra vez la zona hasta que la lluvia y la noche
nos obligaron a refugiarnos en casa.
Nada hacía presagiar un buen día tras una noche muy fría en
la que la  lluvia y  la nieve no dejó de caer, pero a las siete de
la mañana brillaba un fantástico sol y… El cóndor de los Andes despegó y
bajó al río azul para bebeeeeer…
Decenas de estas enormes aves sobrevolaban el cañón dando
pasadas sobre nuestras cabezas con un fondo de enormes picos nevados. Algo
inolvidable. Pasamos buena parte de la mañana allí disfrutando del espectáculo
para arrancar de nuevo con la intención de hacer el camino de retorno por el
otro lado del Nevado Ampato que habíamos mantenido siempre a nuestra izquierda.
Con algunas dudas sobre el estado del recorrido comenzamos rodando sobre 10 km
de buen asfalto hasta la localidad de Cabanaconde en donde el pavimento dio paso
a una buena pista que tras tres pasos a gran altura (4.600 m) y sus
correspondientes descensos vertiginosos hasta los valles, se convirtió en una
muestra de todos los tipos de «tôle ondulée» posibles. En total de
los 165 km que recorrimos desde el mirador hasta encontrar la carretera
Panamericana fueron 10 asfaltados, unos 80 de buena pista y 75 de pista muy
mala, pero el recorrido atraviesa paisajes de tal belleza que hubiera merecido
la pena aunque el balance hubiera sido mucho peor. Una tranquila noche, ya en
pleno desierto, a pocos kilómetros del cruce con la Panamericana nos preparó
para el recorrido de la siguiente jornada hasta Tacna ya casi en la frontera con
Chile a donde llegamos a media mañana del día siguiente tras pasar la frontera sin
problemas e instalarnos en el Club de Yates de Arica a la espera de la llegada de nuestros amigos, en donde nos permitieron
acampar con derecho a agua y wifi, todo ello gratis.

En Arequipa. Catedral, Plaza de Armas y una buena comida en los soportales de la plaza.



Calles e interiores de las celdas del Monasterio de Santa Catalina.


Yanque, en el cañón del Colca.

De charla con una lugareña en el Mirador Cruz del Cóndor.

Magnífico espectáculo de aves, montañas y cañón desde el Mirador Cruz del Cóndor (3.700 m de altura)

Una vista del Nevado Ampato desde la pista por la que descendimos.

Preciosos paisajes desde la pista durante todo el descenso.

Atravesando el desierto hacia Tacna y Arica.

 La catedral de Arica. Una obra de Eiffel con estructura metálica, claro.

Pasamos los días de espera de nuestro vuelo paseando por Arica, acampados en el Club Náutico y rodeados de aves marinas: pelícanos, gaviotas y una impresionante colonia de lo que creemos que eran cormoranes.

2 comentarios de “22.-Arequipa y cañón del Colca. Final de la primera fase en Arica.

  1. Ishinca dice:

    Estupendos comentarios.
    Por vuestros comentarios deduzco que el avión es de regreso a casa?
    Ya contaría.
    Espero que el reencuentro con los vuestros sea tan feliz como el viaje, que de momento, abandonais.
    Seguir manteniéndonos informados, para así continuar con viajes futuros.
    Saludos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *