21.-Cuzco y Valle Sagrado de los Incas. Machu Picchu.

Llegamos al que sin duda era uno
de los grandes objetivos del viaje. De hecho, después de las modificaciones del
recorrido planificadas a raíz de los acontecimientos esperados en nuestra casa,
y con objeto de que nuestra vuelta a España se produjera con el mejor regusto
posible, planificamos terminar esta primera etapa con la visita de Cuzco, el
Valle Sagrado y Machu Picchu.
Una vez instalados en el camping
Quinta Lala, muy bien situado aunque algo precario, y conocido todo lo que de
imprescindible tiene Cuzco y sus alrededores trazamos el plan de visita. Dedicaríamos
la primera mañana a Saqsayhuaman, la tarde a una primera visita de la ciudad y
después una mañana de paseo con comida en un restaurante de la plaza de Armas y
a la búsqueda de posibilidades para la visita del Valle Sagrado y Machu Picchu.
 La tarde de ese mismo día y la mañana del
siguiente las dedicaríamos al mantenimiento tanto del vehículo como de
limpieza, ropa, etc.  y en la tarde de nuevo
a vagabundear por el centro y concretar 
el tour  citado.
Saqsayhuaman: Se me ocurren
muchos adjetivos para calificar este parque arqueológico: impresionante,
magnífico, colosal… Todos responden a la verdad. Y ninguno. Es algo que se
sale de lo visto anteriormente.
Efectuamos la visita guiados por
Marco, un guía oficial local que nos acompañó en un tour explicado muy
minuciosamente. (Recomendamos a quien lo precise contactar con el en:  marcoacusco_peru@hotmail.com)
Delante de aquellos bloques de piedra,
muchos de más de 30 toneladas y alguno que dobla ese peso, tratas de comprender
como es posible que estén colocados encajando como si de las piezas de un
puzzle se tratara: la línea de unión es perfecta, sin resquicios y sin material
alguno de relleno. Fue Marco quien nos explicó una de las últimas teorías sobre
el método utilizado por los constructores. Es muy curioso y aunque no deja de
ser sorprendente, es viable. Nos hizo observar que muchas de las piedras de las
hiladas superiores a la primera presentaban unos huecos tallados. Pues bien,
parece que, una vez asentada la piedra de la hilada inferior, suspendían sobre
ella con puntales de madera introducidos en los huecos mencionados otro bloque.
Una vez asegurado éste, con un útil iban tallando la piedra inferior y la
superior al mismo tiempo como si se tratara de un pantógrafo moderno,
consiguiendo de este modo que las dos superficies fueran exactas.
Posteriormente hacían descender el bloque superior sobre el inferior obteniendo
la magnífica precisión que hoy podemos ver. Todo esto que he relatado en unas
líneas, representa un trabajo ciclópeo, muy largo en el tiempo para asentar
cada bloque, considerando además que algunos tienen hasta doce caras.
Saqsayhuaman es desde luego algo
realmente digno de la mayor admiración.
El centro colonial de Cuzco es de
una armonía tal que hace que, en mi opinión la plaza de Armas, por ejemplo,  sea una de las más bonitas plazas del mundo.
Toda ella está rodeada de soportales excepto en las zonas ocupadas por la catedral
y la iglesia de la Compañía de Jesús ofreciendo un conjunto magnífico.
Deambulando por sus calles, muchas de ellas con soportales, pudimos apreciar
las magníficas tallas de sus balcones de madera, extraordinariamente
conservados, sus edificios religiosos, que aunque construidos tristemente  en muchos casos con piedras sacadas de
Saqsayhuaman, no por ello dejan de ser 
obras de una gran belleza y en un extraordinario estado de conservación.
Tras sopesar las distintas
opciones que se presentaban para la visita a Machu Picchu, decidimos hacer con
nuestro camión el recorrido hasta Ollantaytambo,  visitando las ruinas que se encuentran en el
camino: Q’uenco, Puka Pukara, Tambomachay, Pisac y las de Ollantaytambo,
continuando desde éste último en tren hasta Aguas Calientes en donde se toma un
minibús que sube hasta las ruinas. A mi pesar, descartamos la opción de ir por
la pista hasta la Hidroeléctrica a causa de que en Santa Teresa hay un puente
insuficiente para nuestro camión y las opiniones sobre el estado del nivel del
río para vadearlo eran extremadamente contradictorias. Con esta decisión,
acudimos a una agencia que nos proporcionaría los billetes de tren y minibús
ida y vuelta, las entradas al sitio y un tour guiado de dos horas y media.
De esta forma salimos por la
mañana y fuimos realizando las visitas mencionadas. Cada uno de los lugares
tiene su propio encanto. Ya al medio día llegamos a las ruinas de Pisac a las
que dimos un tour completo y después de comer en sus proximidades situamos el
camión en un rincón tranquilo del propio Pisac con la intención de pasar la
noche a la espera del mercado del día siguiente que era domingo.
Un paseo vespertino por el pueblo
nos llevó hasta la panadería que tiene un famoso horno de la época colonial aún
en funcionamiento.
Dedicamos la mañana siguiente a
recorrer el mercado y a asistir, en mi caso parcialmente, a la misa que se
celebra todos los domingos cantada en Quechua.
Tras la comida salmos hacia
Ollantaytambo, situándonos en un aparcamiento próximo a la estación de
ferrocarril en la que deberíamos abordar el tren de Machu Picchu a las 6,40 de
la mañana del día siguiente.
Todo salió perfectamente y a las
nueve y media estábamos con el espléndido panorama de la Ciudad Perdida de los
Incas a nuestros pies escuchando la interesante explicación de nuestro guía.
Después del recorrido guiado hicimos un descanso para comer unos bocadillos
regados a golpe de bota con un excelente vino argentino para recomenzar la
visita, ahora por nuestra cuenta. La mañana había estado espléndida, pero
después de comer se formaron varias tormentas que, sin embargo, no solo no
impidieron nuestro paseo, sino que le dieron el fascinante toque de ver la
evolución de la tempestad sobre las imponentes alturas que rodean el sitio.
He dejado para el final los
comentarios sobre las ruinas porque en realidad no sé bien que decir.  Sentado en la parte alta con aquella
maravilla a mis pies, traté de imaginar que fue  lo que pudo sentir Hiram Bingham cuando llegó
al mismo sitio en el que yo estaba aquel día de Julio de 1911. Es difícil de
imaginar pero tiene que ser una sensación indescriptible.
Hoy las ruinas se han
reconstruido en un 10% dejando el resto simplemente limpio de maleza y raíces
que lo iban destruyendo. Seguramente por ésta razón son realmente magníficas,
ya que el estado general es muy bueno y deja ver como era la ciudad en el
momento de su ocupación.
Según parece se trataba de un
centro muy especial en el que se preparaba a los futuros dirigentes para
desempeñar su tarea de gobierno. Por ello los lugares con connotaciones
científicas como el observatorio astronómico con su monolito tallado que
permitía tener información del tiempo, no atmosférico sino del momento del año
en que se encontraban o los espejos de agua para una observación confortable de
los astros y otros de índole ceremonial como altares y representaciones de sus
deidades, el sol, la luna y de los elementos de la naturaleza con significado
religioso como el cóndor, el puma o la serpiente, se encuentran por todas
partes.
En resumen, con toda seguridad se
trata de una de las más grandes visitas que se pueden realizar en este mundo.
Regresamos extremadamente
cansados pero felizmente y un sueño reparador nos preparó para la siguiente
jornada en la que comenzamos con las ruinas de Ollantaytambo y, de nuevo a
bordo del camión, nos desplazamos para recorrer las de Moray y las salineras de
Maras.
Hicimos noche en un precioso
mirador sobre el Valle Sagrado cerca de Chinchero cuyas ruinas visitaríamos
temprano la mañana siguiente como última actividad por la zona.

Creo que puedo decir que para
nosotros dos, ésta ha sido la etapa más fascinante de nuestro viaje hasta éste
momento.

Saqsayhuaman.

   Cuzco.

               Ruinas de Q’enqo                                                           Ruinas de Puka Pukara
   Ruinas de Tambomachay.

                                                              Ruinas de Pisac.
                                             Durante el mercado dominical en Pisac.
                                                En camino hacia Machu Picchu.

                                      Imágenes de Machu Picchu.

   Ruinas de Ollantaytambo.
   Ruinas de Moray.

 El Valle Sagrado desde el mirador de Chinchero.

            Ruinas y calles de Chinchero.

 Panorámica de Machu Picchu.

Un comentario de “21.-Cuzco y Valle Sagrado de los Incas. Machu Picchu.

  1. Ishinca dice:

    Hola Pilar, y Carlos.
    Me alegra lo bien que lo estáis pasando.
    Muy buena la narración de ésta parte del viaje, os estabais volviendo un poco vagos.
    Seguir así.
    Pd.: por cierto, también tenía unos amigos en Chinchero que os podrían haber servido de ayuda.
    Que original la iglesia, eh. Y el mercado que se celebra en la explanada.
    Saludos, y seguir así de expresivos.

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