Dos días de carreteras regulares para llegar a Pátzcuaro y acampar en el aparcamiento de un hipermercado.
Con una buena situación para conocer el centro de la ciudad, varias salidas con los patinetes nos llevaron en primer lugar al mirador del cerro del Estribo Grande con unas buenas vistas sobre el lago de Pátzcuaro y al centro de la ciudad que tiene bonitos edificios coloniales bien conservados. Visitamos la catedral, el Zócalo y la interesante Casa de los Once Patios, un antiguo convento convertido en una galería comercial de productos de artesanía. Una gran idea para conseguir que el edificio se conserve en perfecto estado.
Salimos a continuación para hacer un corto recorrido que nos permitiría pasar dos noches y el día intermedio en un tranquilo lugar a orillas del lago de Pátzcuaro que por desgracia está totalmente contaminado. Una pena, pues el lugar es realmente bonito y podría ser un enclave turístico importante si estuviera limpio.
Con la idea de encontrar agua para rellenar el depósito, nos acercamos a la población de Tzintzuntzan. Con este complicado nombre encontramos una bonita localidad a orillas del lago en la que pudimos visitar la zona arqueológica “Yácatas de Tzintzuntzan” con los restos de un poblado de la cultura Purépecha a la que nos permitieron entrar a pesar de estar cerrada a causa de la pandemia y en donde supimos que Tzintzuntzan en lengua purépecha quiere decir “Lugar de colibríes”
En el pueblo, tras consultar en el ayuntamiento donde encontrar agua, removieron todo lo que hizo falta hasta conseguir que llenáramos nuestro tanque en las instalaciones de Protección Civil. Gente amable y acogedora que se desvivió por ayudarnos.