Es realmente cierto que el tamaño de estos ejemplares hace que te sientas como Gulliver en el País de los Gigantes pues en realidad se perciben como si fueran seres fantásticos a causa de sus dimensiones.
A la entrada del parque compramos la tarjeta que por 80$ nos permitirá la visita de todos los parques y monumentos nacionales, sin límites, durante un año, lo que es sin duda una buena noticia.
Hicimos un recorrido por buenas carreteras atravesando el parque con varias paradas para visitar los sitios más representativos: El Bosque de los Gigantes, El General Sherman (el árbol con más volumen de madera del mundo), el lago Hume y diversas paradas en los distintos miradores del parque.
Caminar por el Bosque de los gigantes es una experiencia sorprendente, hay momentos en los que la escala con la que contemplas el paisaje te parece errónea, pero todos esos magníficos ejemplares son aún poca cosa cuando contemplas el ejemplar llamado General Sherman que con sus casi 11 metros de diámetro en la base (más de 33 metros de circunferencia) rompe todos los esquemas.
Dejando aparte las propias secuoyas, todo el parque es una sucesión de magníficos paisajes en buena parte de los cuales está permitida la acampada, circunstancia que aprovechamos en dos ocasiones haciendo sendos altos en entornos magníficos, en absoluta soledad y rodeados por fauna que pudimos ver desde la ventana de nuestro camión, aunque no llegamos a ver ningún oso.
Tres bonitos días en plena naturaleza.