Primeros pasos por Grecia. Entramos en el Peloponeso visitando Olimpia

Tras desembarcar en Patras, decidimos nuestro recorrido por el Peloponeso que nos llevaría en primer lugar a las ruinas de Olimpia.

Pasamos un día relajado en una playa de camino hacia Katacolo, un pueblo con su puerto en el que se podía acampar y desde el que un cómodo tren nos llevaría hasta las ruinas.

Una hora de agradable viaje nos dejó a la entrada del yacimiento cuya visita comenzamos por el museo en el que están muchas de las piezas que se encontraron en las excavaciones.

Con la información obtenida en el museo iniciamos el recorrido por las ruinas que, aunque no son mucho más que lo cimientos de los templos y edificios del lugar en el que se celebraron los primeros juegos olímpicos allá por el año 776 a.c.

Ciertamente hay que aportar un poco (bastante) de imaginación, pero es realmente impactante pensar en lo que pudo ser aquel lugar en los momentos de las celebraciones.

Se puede ver el templo de Hera en donde ardía la llama que prendía la antorcha que precedía los desfiles y estaba presente en las competiciones, los pilares de las columnas en los que se inscribía el nombre de los infractores de las reglas para su vergüenza, la pista de atletismo de 192 metros en las que se celebraban las carreras y los restos de los templos y monumentos que se fueron construyendo en honor a los dioses y a los emperadores.

Un interesante recorrido por carreteras de montaña muy estrechas nos acerca a la garganta del río Louisios en donde se visitan con un duro recorrido a pie, varios de los monasterios bizantinos colgados de las paredes del cañón y que, aun hoy, están en funcionamiento albergando comunidades de religiosos ortodoxos.

También se atraviesan varios pueblos de montaña (bastante complicados para el tamaño del camión) entre los cuales elegimos para pernoctar y visitar el llamado Dimitsana.

Es un agradable enclave muy bien conservado y limpio por el que deambular con toda tranquilidad.

Y desde allí a Esparta en donde visitamos las ruinas de Mystras.

Una dura visita, ya que el fuerte calor presente desde las primeras horas había que sumar la orografía del lugar.

El conjunto comprende la ciudad baja, la ciudad alta y el Kastro, fortaleza situada en la cima de una montaña de considerable altura al que se llega recorriendo las mencionadas ciudades baja y alta en las que se pueden ver ruinas de las calles y edificios, pero también varias bonitas iglesias y monasterios bizantinos, algunos en buen estado, profusamente decoradas con frescos.

La fortaleza fue construida en 1249 por los francos para luego ser conquistada por Bizancio, que estableció en ella su capital albergando a los habitantes de los alrededores que buscaron refugio en ella ante la invasión de los eslavos.

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