Desde la acampada del Parque Olimpo hicimos el pedido de los cuatro neumáticos nuevos al proveedor habitual de Holanda tras conseguir una dirección para el envío en Tesalónica, en donde, a través de Ioverlander conocimos la existencia de un negocio dedicado al camping en el que sus propietarios, los hermanos Zampetas, permiten a Overlanders la estancia en sus instalaciones con agua, electricidad, wifi, baño con ducha, lavadora en incluso un lugar para vaciar los depósitos de aguas sucias, todo gratis excepto 5€ por carga de lavadora. Algo realmente increíble y muy de agradecer por parte de todos los viajeros que por allí pasan y que son muchos. A Antonis, uno de los dos hermanos, pedimos permiso para dar su dirección para la entrega de los neumáticos y cuando llegamos a media mañana de un miércoles, el palet con las cuatro ruedas nos estaba ya esperando. Había viajado desde Holanda en seis días.
Cerca del lugar de acampada nos indicaron un taller para hacer el montaje y esta fue la única nota discordante del proceso al ser un lugar poco preparado para trabajar con nuestras ruedas.
Terminada la operación emprendimos viaje hacia la península Calcídica que en su parte interesante está formada por tres salientes en forma de tres penínsulas largas y estrechas llamadas de oeste a este, Casandra, Sithonia y Athos. Dejamos la primera debido a que parece que es la más masificada y lógicamente en estas fechas podría ser terrible e hicimos el recorrido por el perímetro de Sithonia. En cuanto a Athos, ni plantearnos ir. Es casi un estado independiente dentro de Grecia, con frontera incluida, bajo la potestad del Patriarca de Constantinopla y de la que la leyenda cuenta que fue visitada por la Virgen María que fua allí para bendecirla. Desde ese momento está considerado como el jardín de la Virgen, por lo tanto el acceso de mujeres está prohibido (¿?) desde el año 1060, en el que un edicto de Constantino IX prohibió la entrada a las mujeres, las hembras de animales domésticos, los hombres sin barba y los eunucos. Actualmente, y por increíble que parezca, la entrada de las mujeres continúa prohibida, se toleran las gallinas ponedoras, las barbas no son obligatorias y de los eunucos no se ha vuelto a hablar. A nuestro entender, la opinión que nos podemos hacer sobre la comunidad monástica si fue necesario prohibir la entrada de burras, cabras y otros animales de sexo femenino no es muy buena. Pero en fin, pasemos a asuntaos menos escabrosos.
En el recorrido por la península realizamos varias acampadas, alguna en playas solitarias y agradables, otras en playas muy concurridas debido al atractivo que ejerce su belleza como la de Kavourotrypes en donde pasamos dos noches agradables.
Desde allí, vía internet, reservamos una excursión en barco desde el pueblo llamado Ormos Panagias, muy próximo a la playa en la que estábamos que resultó realmente bien.
Siete horas y media a bordo fueron suficientes para acercarnos al Monte Athos y desde una distancia de 500 m de la costa (está prohibido acercarse más no sea que alguna buena nadadora consiga llegar a nado) ir viendo varios de los monasterios en los que viven los monjes. En el camino de retorno, el barco hace una parada de dos horas en la llamada playa Banana, en la isla de Ammouliani en la que está incluido un almuerzo aceptable y con tiempo para un baño en la playa.
En cuanto a los monasterios, se trata de enormes edificios algunos amurallados, situados en bonitos lugares de las faldas del Monte Athos.
Un día distinto y agradable.
A partir de aquí, recorriendo la costa del mar de Tracia, en unos días entraremos en Turquía.
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