Finalmente, tras algunas dudas, decidimos acercarnos a Tierradentro. Otra de las zonas arqueológicas importantes del departamento del Huila.
De camino a Tierradentro.
De nuevo malas carreteras compensadas por un espléndido paisaje.
Tras el descanso de una dura jornada de camión salimos para efectuar la visita de las zonas de mayor importancia del sitio: El Duende y Segovia; así como el pequeño museo que reúne algunas de las piezas encontradas en los hipogeos, pues son mausoleos subterráneos los monumentos que se visitan en el lugar.
En un pintoresco taxi que en tiempos fue un Jeep, nos subieron hasta la parte alta del área siempre acompañados por Arcadio un guía local de setenta y dos años, que, además de haber participado en las excavaciones y búsquedas de otros lugares similares y de poseer unos vastísimos conocimientos sobre el lugar, nos dejó perplejos demostrando una forma física absolutamente envidiable, trepando cuestas, bajando por escalones inverosímiles a los hipogeos y descendiendo a la carrera monte a través a comprar los boletos que habíamos olvidado adquirir.
Los enterramientos, evidenciando los noveles sociales de los allí enterrados, van desde simples excavaciones sujetas por sencillas pilastras de piedra, hasta cavidades profusamente decoradas y con relieves tallados en la roca y los pilares.
Todo ello en un entorno de gran belleza salpicado de bonitos pueblos, cada uno con su coqueta iglesia colonial. Visitamos dos: San Andrés de Pisimbalá y Santa Rosa, de un impecable blanco y con sus techos de brezo.
El recorrido fue cansado, pero mereció la pena sin duda.
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