Decidimos hacer el ascenso del Pico de Arlás ubicado en la zona de Larra – Belagua considerada una joya del pirineo navarro por su interesante relieve kárstico.
Para llegar a ella después de recorrer el Valle del Roncal, tras una serie de curvas llegamos a la parte alta que nos muestra maravillosos paisajes, grandes mantos verdes en diferentes tonalidades que nos obligan a parar en un mirador y tomar fotografías, además existe un típico restaurante cuyo plato tradicional son las migas de pastor, tanto el plato como el sitio tienen su historia.
Desde la zona de la contienda (lugar de antiguos conflictos) iniciamos nuestra caminata por la zona kárstica embellecida por un pinar de pino negro. Aunque esté señalizado es fácil despistarse así que seguimos los senderos más transitados guiándonos por la cima del Arlás.
Ya en las faldas del pico el camino se complica un poco (especialmente para personas con vértigo) debido a la pendiente y la altura porque prácticamente subimos por una escalera, pero el disfrute del paisaje es algo sin igual.
Desde la cima apreciamos el Pico Anie. Después del merecido descanso y comida descendimos con dificultad por la parte norte por un camino estrecho y con pronunciada pendiente, de esta manera continuamos el circuito previsto para pasar por la Piedra de San Martín en el collado de Ernaz que marca la frontera entre España y Francia, la ruta nos lleva a pasar de España a Francia y viceversa sin darnos cuenta.
La leyenda de la Piedra de San Martín cuenta que los habitantes de la zona francesa se encomendaron a su patrón y colocaron a lo largo de la frontera una serie de bastiones dedicados a este santo para evitar ser invadidos por las tropas árabes, hecho que según parece dio resultado ya que el ejército árabe fue derrotado y su invasión detenida.
Finalmente recorrimos un tramo por la carretera y completamos así el circuito, luego tomamos el coche y pusimos rumbo a Ochagavía por unas cañas muy frías.