Terminada la visita del Parque Yosemite decidimos tomarnos un descanso en un bonito paraje a la vista del lago Mono en donde pasamos dos días. Allí conocimos a un matrimonio de Estados Unidos (Karen y Curtis) que estaban también acampados con un bonito motor home construido sobre una camioneta Ford 4×4 muy bien equipada que nos aconsejaron sobre varias visitas y tuvieron el detalle de acompañarnos el día de nuestra partida hasta el primer lugar del que nos había hablado.
Se trataba de una inmensa pradera como las que ambientan las películas del Far West en la que pastaban cientos de caballos salvajes. Un lugar muy agradable y bonito en el que además pasamos una tranquila noche.
Desde allí dos largas jornadas nos acercaron a Goldenfield, un pueblo-museo que a principios del siglo pasado durante la fiebre del oro fue la mayor ciudad de Nevada con varias líneas de ferrocarril y que hoy, está bastante abandonada y lo poco que queda es un escenario para los turistas. Para nosotros fue un bonito tiempo al reencontrarnos con Lucía y Simone y compartir un día con ellos.
De nuevo en ruta tres días de carretera con una última noche en la Extraterrestrial Highway, la carretera que bordea el Área 51, (Literalmente llamada Nevada Testing & Training Range) el campo de pruebas y entrenamiento del ejército, sobre el que abundan las historias a cuál más fantástica sobre disecciones de extraterrestres y similares.
Dos tranquilas noches en zonas algo apartadas de la carretera y tras recibir la primera dosis de la vacuna y aprovisionarnos de comida, gasoil y agua en Cedar City acampamos cerca de la puerta del parque Zion que visitaríamos al día siguiente.
Muy de mañana entramos en el parque que ya a esa hora estaba abarrotado. Conseguimos casi de milagro un lugar en el aparcamiento y con una cola literalmente kilométrica tomamos el Shuttle gratuito que nos dejaría en el comienzo del camino que sube al lugar llamado Angel’s Landing. El apropiado nombre (Aterrizaje de los ángeles) demuestra la infinita inteligencia de estos seres sobrenaturales llegando al mencionado lugar en vuelo y no a pie, pues la ascensión, que casi se puede llamar escalada, en aproximadamente un tercio de su recorrido de 4,35 Km salvando un desnivel de 457m, se hace por una arista provista de cadenas sujetas en la roca y con la necesidad de utilizar permanentemente las manos.
Almorzamos en el camino de descenso y aún tuvimos las fuerzas (ya muy escasas, pues al esfuerzo de la subida hubo que añadir la reacción a la vacuna incluso con un poco de fiebre) para recorrer una parte del cañón llamado The Narrows. Por mi parte, solamente un par de kilómetros sobre una buena senda, pero Magy, desafiando cansancio y vacuna, aún recorrió algo más de un kilómetro por el fondo del cañón con el agua a la cintura. ¡Ole sus …!
Ya avanzada la tarde salimos del parque por el acceso Este y llegamos a una zona que teníamos prevista para acampar y que resultó tan extraordinaria que nos quedamos tres días sin movernos. Tres días de descanso, pequeños paseos y buenas comidas.
La próxima visita será el Parque Nacional Bryce Canyon que promete ser muy espectacular.