En el camino hacia nuestro obligado paso por Bombay (para terminar la reparación de los frenos), habíamos planeado tres visitas: Pushkar, Chittorgarh y Udaipur y muy temprano para evitar las aglomeraciones en Jaipur, tomamos la dirección del primer destino.
Llegamos a Pushkart en un tiempo más o menos razonable (en las carreteras de la India te puedes dar por satisfecho si consigues una media de 40 km/h) y nos instalamos en una granja bien situada para las visitas que planeábamos.
Pushkar es ante todo “una ciudad espiritual” Templos y más templos dedicados a todos los dioses imaginables, restaurantes vegetarianos (en la ciudad está prohibida la carne) y mucho tenderete dedicado a las mismas baratijas de siempre.
Sin embargo, parece que es un sitio bueno para comprar ropa y efectivamente Magy comprobó que así era adquiriendo unas cuantas cosas.
En cuanto a las visitas, no puedo decir que nos resultara nada especial. Una bonita puesta de sol sobre el lago sagrado alrededor del cual es preceptivo caminar descalzo (a pesar de la basura) y el ambiente un tanto especial, un poco similar a lo que sucede en los lugares de peregrinación por nuestras tierras. Una mezcla de auténtica piedad con un poco de postureo por parte de “hindúes adoptivos”
Mención aparte merece nuestra siguiente parada: Chittorgarh.
Se trata de una inmensa superficie rodeada por varios perímetros de murallas en el interior de la cual acampamos. Esto implicó el paso de ocho puertas tan estrechas que en algún caso fue necesario plegar los espejos retrovisores, pero la recompensa fue dos días de tranquilidad casi total en un bonito entorno perfectamente situado para las visitas del gran número de templos y otras edificaciones que realizamos, siempre a distancias salvables a pie.
Algunos de los templos están funcionando como tales y en otros se accede únicamente para las visitas turísticas.
Después de estos días relajantes estábamos con nuevas fuerzas para hacer el trayecto hasta Udaipur en donde acampamos en un parking a la orilla de uno de los lagos que bañan la ciudad.
Agradable sorpresa nos causó encontrar una ciudad razonablemente limpia en la que el barullo de bocinas era sensiblemente menor que en las que ya habíamos visitado.
Dimos algunos agradables paseos por el borde del lago y por la ciudad antigua que como casi siempre es un inmenso y abarrotado conjunto de pequeños negocios, templos, vacas, etc.
En la segunda tarde asistimos a un espectáculo de danzas tradicionales, que, aunque no fue nada especial, nos permitió vivir el evento mezclados entre los locales lo que siempre es una interesante experiencia.
Just saw you guys on the road, have a safe and amazing trip!!
¡Thank so much!