Ica, Reserva Nacional de Paracas y llegada a Lima

Desde Nazca, con una parada para un vistazo rápido a las líneas desde el
mirador instalado a este efecto y que no permite ver más que dos de las
figuras, alcanzamos Ica y nos instalamos en las proximidades de la laguna de
Huancachina. El lugar parece que ya desde hace tiempo está explotado
turísticamente por lo que un sitio verdaderamente espectacular por sus inmensas
dunas y su laguna entre la arena se ha convertido en un enjambre de vehículos
todo terreno repletos de turistas subiendo y bajando por las dunas. Resumiendo,
una noche y nada más pues no es un sitio “a nuestro gusto”.
Por la mañana, dado que esta es la zona del vino de Perú y que nuestra
bodega reabastecida hace ya mucho tiempo en la frontera de Argentina con Brasil
estaba ya a punto de estar vacía unido a la perspectiva de no encontrar otra
zona vinícola hasta California, decidimos visitar alguna bodega de la zona con
intención de aprovisionarnos de tan vital elemento para esta etapa del viaje.
Tras algunos intentos fallidos, fuimos a dar a una gran bodega tras varios
kilómetros de mala pista en donde, previa cata de algunos de los caldos, nos
decidimos por uno cuya relación calidad-precio nos pareció conveniente.
Con la preciada carga situada en nuestra bodega llena hasta el límite, terminamos
la jornada en Paracas situándonos dentro de la 
Reserva en un precioso lugar al borde del mar: Playa Roja.
Una silenciosa y relajada noche nos dejó preparados para afrontar la
jornada de visita por las pistas y dunas de la península. El sitio era ideal
para experimentar nuevas características de nuestro dron y por ello realizamos
varios vuelos de grabación con los que obtuvimos bonitas filmaciones.
Recorrimos los lugares representativos de la Reserva Nacional, avistando
infinidad de aves, lobos marinos, pingüinos… y en espectaculares paisajes del
desierto al borde del mar.
Una segunda noche en el mismo lugar y a las 8 de la mañana acudimos a la
cita para una excursión en lancha planeadora hasta las islas Ballestas a doce
kilómetros de la costa.
Estas islas, llamadas las Galápagos de los pobres, albergan enormes
colonias de pelícanos, gaviotas, gaviotines, piqueros, pingüinos y lobos
marinos aparte de ofrecer un paisaje espectacular.
De ellas se extrae el guano y en el año 2011 se obtuvieron 10.000
toneladas. También hay una pesca artesanal que proporciona el pescado y marisco
con el que se prepara entre otras cosas el suculento ceviche.

Terminada la excursión tomamos rumbo a Lima con una parada para cruzar los
neumáticos del camión que ya era imprescindible y una noche en ruta. A las diez
de la mañana del día siguiente entrábamos en Lima.

Islas Ballestas:

El campamento de Playa Roja (Península de Paracas) a vista de dron:

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