Chiclayo y Lambayeque: los museos de la cultura Mochica

Tras la triste despedida de nuestros compañeros chilenos de fatigas en las últimas
semanas de nuestro recorrido por Perú (¡esperamos un pronto reencuentro!), emprendimos viaje hacia Chiclayo para
acercarnos a la zona de los enclaves arqueológicos de la cultura Mochica
situados en los alrededores de la ciudad.
Antes de llegar a ella nos desviamos hacia el lugar donde se encuentra el
museo del Señor de Sipán en cuyo aparcamiento nos permitieron pasar la noche.
Por la mañana realizamos la visita del museo del sitio y de las Huacas o
pirámides ceremoniales típicas de este pueblo.
No dejamos de sorprendernos con el nivel que los Moches alcanzaron en la
cerámica y la orfebrería aunque también con las obras hidráulicas y la propia
construcción de sus centros ceremoniales, las Huacas.
Allí apareció hace pocos años el enterramiento más importante encontrado
hasta la fecha correspondiente a esta cultura: el del Señor de Sipán, cuya
sepultura albergaba una importante cantidad de objetos de oro, plata, cobre,
cobre dorado, cerámica, además de los esqueletos de las personas sacrificadas
al morir él mismo: su primera esposa (es decir, “la titular” en afortunada
expresión de nuestro amigo Joaquín) y las jovencísimas concubinas, además del
sacerdote y dos vigilantes de la tumba a los que cortaban los pies para
simbolizar la permanencia en su puesto.
Desde Sipán fuimos a pasar la noche a la costa en Pimentel con un agradable
paseo marítimo.
La mañana siguiente nos desplazamos hasta Lambayeque en donde se visitan dos importantes museos: El de las Tumbas Reales de Sipán y el llamado Museo Brünig.
El primero de ellos situado en un bonito y moderno edificio presenta un
recorrido completo por las culturas preincaicas del Perú, todo ello con una muy
cuidada presentación y buenas explicaciones.
Tras la negativa a nuestra pretensión de pasar la noche en el parking de
este museo y la imposibilidad de entrada de nuestro camión en el parking del
otro museo donde si nos habían autorizado a pernoctar, regresamos a la costa
instalándonos al borde del mar en un pequeño pueblecito de pescadores llamado
Santa Rosa.

Por la mañana visitamos el museo Brünig que es de temática etnográfica y
continuamos viaje hacia Ferreñafe en
donde está el Museo del Señor de Sicán  y
al día siguiente una aventura recorriendo el Perú profundo para llegar a Túcume
por la vía directa, donde se encuentra la mayor concentración de edificios de
adobe de toda América y aunque están lógicamente muy deteriorados la
perspectiva desde el mirador elevado que han habilitado es espectacular. Allí
mismo un museo realmente muy ameno de visitar, da una visión de la etnografía
de la zona desde los orígenes conocido hasta nuestros días.

Estos si que eran cornudos de libro…

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