Potosí

Tras el susto nos, merecíamos una llegada tranquila a Potosí, ciudad de
extrema complejidad sobre todo para transitar por ella con un camión, pero, de nuevo
con la información de la fuente habitual, sin ninguna dificultad aparte de 50
metros a contramano (no representa un problema en Bolivia), llegamos a un
parking situado a dos manzanas de la plaza 10 de Noviembre que es el centro de
Potosí y allí nos instalamos. Resultó un sitio más tranquilo de lo que se podía
esperar dada su situación en el que pasamos tres días y tres noches que nos
permitieron recorrer todos los puntos interesantes de la muy bonita ciudad que
tuvo su origen en el descubrimiento de los riquísimos yacimientos de plata de
los cerros que la rodean.
Perece que, habiendo descubierto el nativo Diego de Huallpa las vetas del
metal y habiendo comenzado su extracción, se produjo una explosión
probablemente de origen volcánico que motivo que al paso del inca Huayna Capac,
éste interpretara la explosión como una advertencia de la Pacha Mama o Madre
Tierra decidiendo la no explotación de sus entrañas.
El vocablo inca que expresa una explosión es Potojsi de donde derivó el
nombre actual debido a la mala pronunciación por  los españoles de los vocablos incas.
Desde 1.545 hasta 1.825 se extrajeron 35.578 toneladas de plata.
Al estar situada a 3.900 metros de altitud y presentar un relieve muy
quebrado, los desplazamientos a pie fueros algo más lentos de lo habitual.
Especial mención al museo de la Casa de la Moneda, en donde en una visita
muy bien explicada, pudimos ver colecciones de monedas acuñadas con la plata
extraída del Cerro Rico que corona la ciudad y que fue el yacimiento de plata más
rico del mundo, además de toda la historia de los útiles y máquinas utilizadas
para la acuñación, destacando una laminadora movida con caballerías con cuatro
puestos de laminado que rebajaban el espesor de los lingotes de plata hasta los
2 mm que tenían las monedas y que fue traída desmontada en un barco hasta
Buenos Aires y desde allí en carretas de bueyes ¡hasta Potosí!
Una  visita al monasterio de Santa
Teresa con claras reminiscencias españolas, una buena comida con platos típicos
potosinos (Chajchu, Charquecan y refresco de Mocochinche) y horas de
vagabundear por la ciudad completaron una agradable.





Este mascarón, fotografiado en dos mitades, está en el primer patio de la Casa de la Moneda. Podría ser el rostro del descubridor de plata en el Cerro Rico, Diego de Huallpa. Está retratado en dos mitades para ilustrar la que parece ser la intención del escultor que no era sino expresar con una mitad de apariencia alegre y otra de apariencia más triste la realidad social durante la colonia: la buena vida de la población española dirigente y las duras condiciones de la población indígena.
Plaza 10 de Noviembre y la catedral en ella.

    Iglesia de San Lorenzo

Patio de la Casa de la Moneda.

Torre de la antigua iglesia de los jesuitas y vistas desde su campanario.

 Iglesia de San Francisco.

Vista nocturna de la catedral y la plaza 10 de Noviembre.

Comiendo Salteñas (empanadillas) en un famoso local de la ciudad de dimensiones mínimas.





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