de hormigón entre los que se intercalaban otros de pista en un estado
lamentable, incluidos derrumbes salvables a duras penas por nuestro camión (el
resto del tráfico hubo de esperar la llegada de una excavadora), ocuparon la
primera jornada hasta llegar con las últimas luces del día a Vilcabamba. Allí,
dos jornadas de descanso aprovechadas para lavar ropa y solucionar algunos
problemas además de agradables paseos por el pueblo y una caminata hasta la
Cascada Escondida, que lo estaba tanto que no logramos verla, constituyeron las
primera jornadas de nuestro paso por Ecuador.
llegada a Zaruma, un bonito pueblo de orografía imposible que nos recibió,
gracias de nuevo a una amistad de Magy, enviándonos a un agente motorizado para
conducirnos al, probablemente único, emplazamiento posible para nuestro camión,
pero a un kilómetro escaso del centro.
una bonita iglesia igualmente de madera , la mina Sexmo, guiados
espléndidamente por el simpático, Luis, un antiguo minero de ese mismo
yacimiento reconvertido en guía de la mina y una excursión en taxi por los
alrededores para ver la iglesia de madera de Malvas y un molino artesanal de
mineral para la obtención del oro.
amabilidad y hospitalidad de todas las personas con las que tuvimos ocasión de
relacionarnos.
Vista nocturna de la iglesia de Zaruma