Entramos en Ecuador: Vilcabamba y Zaruma

La entrada por la frontera de la Balsa, seguida de una carretera con tramos
de hormigón entre los que se intercalaban otros de pista en un estado
lamentable, incluidos derrumbes salvables a duras penas por nuestro camión (el
resto del tráfico hubo de esperar la llegada de una excavadora), ocuparon la
primera jornada hasta llegar con las últimas luces del día a Vilcabamba. Allí,
dos jornadas de descanso aprovechadas para lavar ropa y solucionar algunos
problemas además de agradables paseos por el pueblo y una caminata hasta la
Cascada Escondida, que lo estaba tanto que no logramos verla, constituyeron las
primera jornadas de nuestro paso por Ecuador.
Dos paradas en Malacatos y Catamayo para visitar a amigos de Magy y la
llegada a Zaruma, un bonito pueblo de orografía imposible que nos recibió,
gracias de nuevo a una amistad de Magy, enviándonos a un agente motorizado para
conducirnos al, probablemente único, emplazamiento posible para nuestro camión,
pero a un kilómetro escaso del centro.
Desde allí visitamos la ciudad minera, casi toda ella con casas de madera,
una bonita iglesia igualmente de madera , la mina Sexmo, guiados
espléndidamente por el simpático, Luis, un antiguo minero de ese mismo
yacimiento reconvertido en guía de la mina y una excursión en taxi por los
alrededores para ver la iglesia de madera de Malvas y un molino artesanal de
mineral para la obtención del oro.
Una bonita experiencia en un muy bonito lugar en el destacó sobre todo la
amabilidad y hospitalidad de todas las personas con las que tuvimos ocasión de
relacionarnos.

En busca de la cascada escondida

Tan escondida que no apareció
Zaruma

Siempre contracorriente. Genio y figura…

Lista para la visita de la mina

Luis, nuestro guía exminero

Molino para la roca que contiene el oro

Lavando la molienda. En la arena se ven brillar pequeñas chispitas de oro, unos 3 gr por tonelada.
La iglesia de Malvas:

                                              Vista nocturna de la iglesia de Zaruma


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