Tras la parada en casa de Magy en Azogues reiniciamos nuestro periplo
tomando la ruta del Oriente para, por mi parte, conocer esa zona de Ecuador que
en la primera ocasión no visité.
tomando la ruta del Oriente para, por mi parte, conocer esa zona de Ecuador que
en la primera ocasión no visité.
Pasamos una primera noche en Cuenca para terminar de aprovisionarnos y
partimos por un paisaje que se iba haciendo “más amazónico” a cada kilómetro
que recorríamos y de esta forma llegamos a Logroño, ciudad que debido a su
nombre nos producía una lógica curiosidad.
partimos por un paisaje que se iba haciendo “más amazónico” a cada kilómetro
que recorríamos y de esta forma llegamos a Logroño, ciudad que debido a su
nombre nos producía una lógica curiosidad.
Se trata de una bonita y tranquila localidad en cuya plaza pasamos la
noche. Desde allí llegamos a Macas y
Puyo en donde, al recorrer por una pista en buen estado los tres o cuatro
kilómetros que había hasta el parking de una reserva en la que se protegen
monos, el piso del borde del camino falló al pisarlo el camión y tuvimos que
recurrir a una retroexcavadora enorme para poner de nuevo el camión sobre la
vía.
noche. Desde allí llegamos a Macas y
Puyo en donde, al recorrer por una pista en buen estado los tres o cuatro
kilómetros que había hasta el parking de una reserva en la que se protegen
monos, el piso del borde del camino falló al pisarlo el camión y tuvimos que
recurrir a una retroexcavadora enorme para poner de nuevo el camión sobre la
vía.
Al día siguiente llegábamos a Tena para encontrarnos de nuevo con Christine
y Willy con los que ya habíamos compartido casi dos meses de estupendas
aventuras por Perú.
y Willy con los que ya habíamos compartido casi dos meses de estupendas
aventuras por Perú.
En Tena cambiamos los neumáticos del camión y partimos para pasar dos noches
en un pueblo en plena selva que se llama Misahuallí y que resultó muy
agradable, pues desde allí comenzamos una excursión por la selva que
consistió en una caminata de unas cuatro horas para llegar a un poblado de una
comunidad que habita en un precioso paraje a la orillad del río Araujano, afluente del Napo y , por lo tanto tributario del Amazonas, por el que
hicimos el descenso en una precaria (e incómoda) canoa. Nos acompañó Carlos, un
guía local muy simpático y servicial que incluso llevó un tentempié para
almorzar.
en un pueblo en plena selva que se llama Misahuallí y que resultó muy
agradable, pues desde allí comenzamos una excursión por la selva que
consistió en una caminata de unas cuatro horas para llegar a un poblado de una
comunidad que habita en un precioso paraje a la orillad del río Araujano, afluente del Napo y , por lo tanto tributario del Amazonas, por el que
hicimos el descenso en una precaria (e incómoda) canoa. Nos acompañó Carlos, un
guía local muy simpático y servicial que incluso llevó un tentempié para
almorzar.
Un gran día a pesar de que instantes después de dejar la camioneta que nos
llevó al principio de la caminata, se abrieron las compuertas del cielo y
estuvo cayendo agua de forma intensa hasta que llegamos al poblado. El resto
del día lo hicimos bajo el sol.
llevó al principio de la caminata, se abrieron las compuertas del cielo y
estuvo cayendo agua de forma intensa hasta que llegamos al poblado. El resto
del día lo hicimos bajo el sol.
Tras despedirnos de nuestros amigos que ya emprendían el regreso a
Alemania, rodamos hasta las proximidades de Baños, deteniéndonos en un pequeño
pueblo que se llama Río Verde para visitar la cascada del Pailón del Diablo y
desde allí a Baños en donde pasamos dos tranquilos días de visita y compras.
Alemania, rodamos hasta las proximidades de Baños, deteniéndonos en un pequeño
pueblo que se llama Río Verde para visitar la cascada del Pailón del Diablo y
desde allí a Baños en donde pasamos dos tranquilos días de visita y compras.
Experiencias únicas.
Feliz viaje familia