El lago de Atitlán

Panajachel.

Rodamos desde Antigua por una carretera que fue empeorando hasta convertirse en un mal camino, para, una vez tomado el desvío hacia Panajachel a orillas del lago, poner a prueba el conocimiento de las medidas del camión al atravesar pueblos por calles imposibles, pero es una circunstancia que casi da vergüenza reconocer, porque por ellas circulan a diario enormes camiones, cuyo paso es inexplicable. Una vez en el citado Panajachel situamos nuestro camión en una gran superficie plana a la orilla del lago ante un paisaje espléndido.

Lago Atitlán.

Era viernes y al día siguiente dejando claro que tenemos una habilidad especial para llegar en el peor momento, la zona se convirtió en un lugar de reunión de una multitud que viaja hasta  allí en los días festivos a pasar el día.
Una gran mayoría son miembros de una de las innumerables iglesias que aparecen en cada rincón de América. Vienen en autobuses cargados con toda la parafernalia de sillas, equipos potentísimos de sonido y celebran sus rituales a la orilla del lago con bautismos por inmersión y demás ceremonias que duran horas. Es indudable que para sí quisieran otras confesiones tradicionales la mitad de la fe y devoción que allí se puede ver.
Cientos de puestos de venta callejera, muchos restaurantes, altavoces anunciando la partida de barcos para paseos por el lago… En fin, un ambiente que bien está haber visto una vez pero que intentaremos rehuir en lo sucesivo.

Santiago de Atitlán.

El domingo en una lancha colectiva cruzamos el lago para pasear por Santiago de Atitlán y su famoso mercado. Aunque es interesante ver a los hombres y mujeres ataviados a la usanza, es difícil abstraerse de la suciedad y de lo poco (o nada) cuidado que el pueblo está, circunstancia tanto más triste por el precioso entorno en el que se halla al pie de los imponentes volcanes y a la orilla del precioso lago.
Con un fallido intento de dar la vuelta, al menos parcialmente, al lago, debido a la imposibilidad de paso del camión por las angostas calles de los pueblo decidimos retornar al mismo lugar y emprender al día siguiente en camino hacia Chichicastenango.

 

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