Terminada nuestra estancia en Omán, volvemos a Arabia Saudita para continuar con la visita de este país.
Tras cruzar los más de mil kilómetros del desierto llegamos a Riad, en donde queremos pasar algunos días a fin de hacer las visitas interesantes y recabar información para dejar nuestro camión el tiempo que queremos pasar en España, asunto éste que se está empezando a poner complicado a causa de las limitaciones del tiempo de permanencia que cada país estipula y que nunca están lo suficientemente claras.
A través de otros viajeros, hemos tenido conocimiento de una persona de Riad que tiene un garaje cubierto en el que ellos dejaron un tiempo su camión y, tras contactar con él, hemos confirmado la posibilidad de que Ximielga pase esos meses en su local, probablemente gratis.
La misma persona hizo una llamada al departamento de aduanas y consiguió una información, no determinante al 100%, de que no tendríamos problemas si nosotros dos no excedemos el tiempo de nuestros visados, por lo que hemos decidido dejar aquí el vehículo y viajar nosotros a España hasta el final del verano. Sigue siendo sorprendente para nosotros la hospitalidad y amabilidad de las personas de Arabia Saudita.
Sin embargo, las circunstancias evolucionan a una gran velocidad y pocos días después de realizar todas estas gestiones, llegan noticias de un golpe de estado en Sudán y una más que probable guerra civil en el país, lo que evidentemente, frustra nuestros planes de viajar al sur de África por ser Sudán el único pasillo que hasta el momento se podía utilizar.
Nosotros, como la mayoría de los viajeros que estábamos recorriendo Medio Oriente con la intención de cruzar a África, nos hemos visto en la necesidad de replantear nuestros planes.
La única alternativa posible es un ferry desde Jedah hasta Mombasa en Kenya, pero que tiene un precio absolutamente prohibitivo y que nosotros no estamos dispuestos a asumir.
Nos estamos tomando un tiempo para decidir nuestros planes de futuro, aunque la posibilidad más alta la tiene la idea de dirigirnos hacia Asia, es decir, Irán, Paquistán, India, Nepal, Mongolia…
En esta idea, entran los planes de recorrer a la vuelta de España lo que reste de Arabia Saudita, Jordania e, incluso, si todo sigue su curso con las gestiones de entrada en el país, hacer un recorrido (obligatoriamente corto en el tiempo) por Egipto, reentrando a continuación en Jordania y atravesando Irak hasta entrar en Irán, en donde si las cosas están más tranquilas, realizar las visitas que la mala situación de finales del año pasado nos obligó a desechar.
En fin, tenemos tiempo para estudiar esta posibilidad y otras que pudieran aparecer, e incluso ¿Por qué no? soñar con la posibilidad de que el conflicto de Sudán termine pronto y bien e intentar atravesar ese país cumpliendo los planes iniciales.
Volviendo al momento actual, realizamos una ligera visita a Riad que es una enorme ciudad con una parte moderna, casi futurista y la parte antigua, más estrecha y aglomerada.
Realmente el interés no es muy grande y por ello solamente estuvimos el tiempo necesario para solucionar los trámites, hacer algunas compras y utilizar los servicios de la que, seguramente, es la única lavandería autoservicio de todo Oriente Medio.
Con una climatología muy cambiante, que pasaba en horas de calores importantes a temperaturas realmente frescas y frecuentes tormentas, pasamos unos días en el llamado Edge of the World, una especie de parque natural cerrado los días de semana y al que, sin embargo, nos permitieron entrar un lunes para una agradable estancia de varios días en total y absoluta soledad. Se trata de una zona desértica de altísimos acantilados con curiosas formaciones rocosas que es posible recorrer por pistas, en las que encontramos puntos “técnicos” que resultaron divertidos de superar.
Seguimos a continuación un recorrido por zonas próximas a la capital pasando el tiempo que nos restaba antes de la pausa proyectada.
De esta forma pasamos dos días en una zona llamada Red Sands, una zona de dunas anaranjadas (que no rojas), visitamos la Heet Cave, una cueva que tuvo mejores momentos al estar con muy poca agua un lago que seguramente resultaba muy espectacular cuando estuvo lleno, también visitamos Pigeon Towers, unos enormes palomares construidos de adobe que son muy interesantes.
Ya estábamos acampados en el wadi Mawan haciendo tiempo antes de volver a Riad cuando escuchamos hablar español. Se trataba de un grupo de médicos españoles e iberoamericanos que trabajan en Riad con los que compartimos una agradable charla fruto de la cual nos encontramos con nuevos y sorprendentes planes para los días que aun nos quedaban en Arabia.
Acordamos reencontrarnos de nuevo en tres días para visitar un oasis llamado Safra U’aymij con la particularidad de que a la cita, nuestros nuevos amigos acudirían acompañados del embajador de España en Arabia que, tras saber de nosotros, deseaba conocernos y además después de pasar el día en las visitas proyectadas, nos invitaba a cenar en la residencia diplomática de Riad. Todo un honor para nosotros.
Magy y yo nos adelantamos en la llegada al oasis, en donde esperaríamos un día a nuestros nuevos amigos. No nos aburrimos, ya que a una noche lluviosa siguió un error en la interpretación del camino hacia el oasis y metimos el camión en una trampa de barro de la que costó salir casi ocho horas y que se consiguió gracias a la paciencia de Magy que, literalmente, construyó cuatro tramos de calzada romana, uno bajo cada rueda del camión, y en un intento final acompañado de un tirón con un Nissan Patrol de unos voluntarios que acudieron al rescate conseguimos ponerlo sobre suelo firme
Parecía difícil un mejor final para esta fase de nuestro viaje, pero tras haber cumplido con todos los planes proyectados, entre ellos una muy buena cena en la embajada con sobremesa muy interesante y en algunos momentos muy divertida, podemos afirmar que fueron unos días inolvidables