Una vez más, la situación política nos afectó negativamente. Planeábamos salir de Jordania a través de Irak (ya habíamos renunciado a asistir a alguna prueba del Rallye Dakar en Arabia) con el fin de ahorrarnos una buena cantidad de kilómetros, cuando, afortunadamente a tiempo, nos enteramos del cierre de la frontera entre los dos países, lo que nos obligó a dar un tremendo rodeo, entrando de nuevo en Arabia, recorrer todo el norte del país, cruzar Kuwait, el sur de Irak hasta llegar a Irán. Planteamos el recorrido con bastante calma, hicimos bonitas acampadas en lugares ya conocidos y otros inéditos, siempre interesantes, como el cráter de un volcán extinto, un par de noches en Kuwait City con un agradable y largo paseo muy productivo pues visitamos su gran mercado de pescado, en donde compramos a precios muy buenos atún rojo y gambas, delicias éstas que ya no recordábamos a qué sabían. Por último, una parada de un par de días en Basora (tristemente famosa ciudad de Irak) para recoger en el consulado de Irán los visados solicitados telemáticamente y pasar un agradable tiempo en compañía de Hossein y su pandilla, amigos de nuestros compañeros alemanes de viaje, agasajados de forma permanente. Y por fin llegamos a la temida frontera con Irán, que, sin embargo, no resultó tan mala como en nuestro paso de hace un año, aunque, a pesar de todo, habiendo llegado a las 10 de la mañana a la parte iraquí, para cuando terminamos allí, las oficinas de la parte Iraní ya habían cerrado. Tras una noche en tierra de nadie, a la mañana siguiente los trámites iraníes se resolvieron muy rápidamente y, en apenas dos horas ya rodábamos por Irán. Una primera noche en Ahvaz para cambiar dinero y hacer algunas compras y al día siguiente en un par de horas entrábamos en Dezful, en donde habíamos acordado encontrarnos con Nuria y Antonio por un lado y Petra por otro, para celebrar juntos las fiestas de Navidad y Fin de Año. Nos esperaba una mala noticia: Petra no podría reunirse con nosotros porque a unos setecientos kilómetros de allí, después de luchar a brazo partido para llegar a tiempo, el motor de su Kat dijo “hasta aquí” y una avería muy grave (va a tener que cambiar el motor completo) terminó con sus posibilidades de llegar a la cita. ¡Ánimo Petra, tu vas a solucionar este contratiempo sin duda! ¡Te queremos junto a nosotros pronto! Pasadas las fiestas, arrancamos con destino a Shiraz, Persépolis y Parasagarda, tres destinos imprescindibles de Irán. Shiraz tiene muchos y espectaculares monumentos que, con una planificación previa, alcanzamos a visitar en su mayoría. Destaca la llamada Mezquita Rosada o mezquita Nasir al Mulk, todo un espectáculo si se llega a primara hora de la mañana con la luz del sol entrando por las vidrieras. El santuario Ali Ibn Hamzeh, con sus miles de metros cuadrados de paredes y techo tapizados con, literalmente, millones de teselas de espejo causa una imborrable impresión. A esto, hay que añadir la inmensa ciudadela cargada de historia, varios mausoleos, los jardines Eram y un detallado paseo por el bazar Vakil, con los que completamos dos jornadas de mucho caminar.
El siguiente punto de interés era Persépolis, cuyo nombre, por sí solo, ya causa impresión, y la visita no desmerece en absoluto las expectativas. Fue impactante encontrarse delante de todos aquellos relieves que tantas veces hemos visto en reportajes y fotografías y que en esos momentos podíamos disfrutar en directo. Fue para nosotros una de las visitas emblemáticas de nuestro viaje que se completó con la visita de Nasqh-e-Rostam donde talladas en la roca, se encuentran los mausoleos de Jerjes I, Darío I el Grande y Atajerjes I, nombres todos ellos ligados con nuestros tiempos de estudiantes de historia, la que ahora revivimos en directo. Con la visita a las ruinas de Pasagarda, la capital de imperio Aqueménida gobernado por Ciro el Grande (559 A.C.) y en la que se encuentra su tumba, finalizamos por el momento esta etapa de “piedras viejas” para acercarnos al desierto de Lut y disfrutar una nueva etapa “off road”.
Nos ha entrado un poco de prisa por llegar a India antes de los Monzones y por eso hemos decidido dejar para el viaje de retorno la visita del resto de Irán
En el largo camino desde Jordania hasta Irán pudimos aprovechar para hacer algunas visitas tanto en Arabia como en Kuwait e Irak.
Una de ellas fue este cráter de un volcán extinto con un lago salado en su interior al borde del que pasamos una tranquila noche y que sobrevolamos con nuestro dron.
Lo he intentado, varias veces , pero no lo he conseguido.
A ver, si ésta vez , lo logro……
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