Despedida momentánea de Irán visitando el desierto de Lut

Con la decisión de encaminarnos hacia la India un poco antes para evitar en la medida de lo posible la climatología desfavorable, una pequeña vuelta nos permitió pasar por el desierto de Lut, en el que pasamos dos noches.

Realmente, aunque como todos los desiertos, tiene una estética muy particular, después de las visitas de Rub al Khali en Omán y Arabia y el Wadi Rum de Jordania, el Lut nos pareció algo “soso”, sin que ello nos impida decir que tiene bonitos paisajes con la presencia de los llamados Kaluts, formaciones de piedra que afloran por todos lados y que configuran un paisaje un tanto particular.

En todo caso, unos días muy tranquilos y silenciosos que ya echábamos de menos, con fuegos de campamento aprovechados para barbacoas disfrutadas en el exterior ya que, ¡por fin!, el número de moscas era tolerable. También buena temperatura que llegó hasta los 24 grados durante el día y amaneceres frescos a 8 ó 10 grados, nada comparable a lo que se produce durante los meses de verano que hacen de este territorio el que ha registrado las temperaturas más altas de todo el planeta, con registros de más de 70 grados.

Una vez rebasado el desierto pasamos una noche en la última ciudad de Irán: Zahedan.

No podemos dejar pasar la oportunidad de narrar el día que pasamos en esta ciudad, porque si no lo hubiéramos vivido, pensaríamos que quien nos lo contara nos estaría tomando el pelo.

Llegamos a media mañana y decidimos estacionar el camión enfrente de un supermercado en el que haríamos compra, pero antes necesitábamos cambiar dinero. Dado que la oficina de cambio estaba en el centro y que estas ciudades son muy complicadas para el camión, tras aparcar el mismo, pedimos un Snapp (el Uber de aquí). Mientras esperábamos se detuvo un coche de fabricación china y alta gama desde el que un hombre nos preguntó más o menos lo de siempre: where are you from? y Where are you going? Le comentamos que íbamos al centro a cambiar dinero y nos indicó que subiéramos al coche. Lo hicimos, nos llevo a la oficina de cambio, negoció por nosotros y nos devolvió al camión, por supuesto sin pedir nada a cambio.

Hicimos la compra en el supermercado, y a la hora de salir con las bolsas, no consintieron que las lleváramos nosotros, y encargaron a una persona que llevara los paquetes al otro lado de la calle a la puerta del camión.

Allí estaba el propietario de una tienda de electricidad con el que ya habíamos hablado antes, al que preguntamos dónde había una panadería. Sin pensarlo dos veces, dejó su tienda, nos acompañó dos manzanas hasta el horno del pan y no consintió que lo pagáramos. Lo hizo él.

De vuelta al camión insistió en que subiéramos a su casa a conocer a su mujer y su hijita. Subimos, pero además de las presentaciones, sin previo aviso, la alfombra (no la mesa, porque no utilizan ese cómodo sistema de comer) estaba servida para invitarnos a comer.

Pero aun quedaba otra sorpresa: desde allí fuimos a repostar el camión para entrar en Pakistán con el tanque lleno (allí es mucho más caro). En el depósito cupieron doscientos treinta litros que, al ir a pagar, nos informaron de que allí el combustible es gratis para los turistas.

Esa es la historia de un día en Irán que, aunque fue realmente increíble, forma parte de una larga historia de la hospitalidad que disfrutamos todo el tiempo que pasamos allí.

Desierto de Lut: el video

Un comentario de “Despedida momentánea de Irán visitando el desierto de Lut

  1. Joaquín , antes JOKIN dice:

    Holà pareja ………Arranco a ver si voy terminando de preparar la Doch .
    Y pillo un rato , p’a comentar la jugada .

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