San Gregorio de Polanco

A media tarde estábamos instalados
en el camping de San Gregorio, en un bonito lugar a la orilla del lago.
No había pasado mucho tiempo
cuando Sergio, el alcalde de la localidad, vino en su coche hasta donde estábamos acampados  para recibirnos. Recibirnos es poco decir. Nos llevó en su coche a
hacer una primera visita de la localidad. Visitamos toda la barra que se
interna en el lago a modo de península, toda ella cubierta de un bonito pinar,
conocimos la playa, alguna de las esculturas que adornan el pueblo y también
alguna de las muchas pinturas con firma que, como ellos mismos dicen en los folletos
turísticos, hacen del pueblo un museo al aire libre y todo ello con el mejor guía posible.
Casi todo está decorado con
pinturas firmadas, muy ordenado y limpio y el conjunto resulta sumamente
agradable sobre todo porque da la sensación de que todo el pueblo está muy implicado.
Sin embargo, lo más notable son,
una vez más, las personas.
Durante la mañana siguiente llevamos
el camión a la puerta del Municipio (el Ayuntamiento)  y por allí desfiló mucha gente a verlo y
charlar con nosotros, incluyendo una entrevista para la televisión local por
cable a cargo de Toño, con el que mantuvimos una agradable charla.
Tras la comida y la siesta un
paseo por el pueblo para acabar con una invitación a cenar de parte de Sergio y
su esposa, con los que disfrutamos de una fantástica velada y de una no menos buena
cena.
Todavía antes de salir al día siguiente visitamos una tienda de principios del siglo pasado que conservan a modo de museo tal y como estaba cuando terminó su actividad comercial y que es una idea muy interesante.
Ciertamente uno de los lugares de
los que partimos con la pena de dejar nuevos amigos de verdad.
¡Gracias San Gregorio de Polanco!

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