Llegamos al Gran Cañón del Río Colorado

Es indudable que la pandemia nos está poniendo las cosas complicadas casi en cada rincón y día, pero no es menos cierto que cada día estamos más seguros de que afecta más al cerebro de los dirigentes que a los pulmones de los contagiados.

Es este un país en el que la acampada está muy bien regulada y existen fantásticas posibilidades de realizarla por doquier. Ciertamente está prohibida en el interior de los Parques Nacionales salvo en los terrenos de camping oficiales que están siempre llenos y es necesario reservar con mucha antelación, lo que dado nuestro tipo de viaje lo hace poco práctico. Sin embargo, siempre rodeando los terrenos del P.N. existe lo que aquí se conoce como National Forest, bosques en los que de forma regulada y gratuita se puede acampar sin problemas.

Pues bien, sabíamos que limitando con el P.N. Grand Canyon está el Kaibab National Forest y allí nos dirigimos con la idea de estar próximos al Parque y desplazarnos cada mañana al interior para realizar las visitas, retornando cada tarde al mismo campamento. Sin embargo, no iba a ser posible ya que alguna lumbrera había decidido tres días antes cerrar absolutamente el acceso a las zonas de acampada aduciendo como motivo el control de la pandemia, es decir para quien o quienes toman esa decisión, el hecho de que en el Parque Nacional esté todo abarrotado de gente parece no tener importancia y, sin embargo, en su opinión la existencia de instalaciones de camping distantes entre sí centenas de metros son fuente de extensión de la pandemia.

Creo que no hace falta añadir nada más.  Es claro que el Coronavirus pone claramente de manifiesto la estupidez de la clase dirigente. O su falta de honestidad si el motivo es otro y pretenden hacernos pasar por tontos.

Resuelto de forma más o menos satisfactoria el problema del lugar para acampar, estuvimos tres días muy calurosos visitando el Parque. Hicimos un recorrido por el South Rim, es decir, el borde sur del Cañón, que nos permitió contemplar la magnitud del paisaje que teníamos a nuestros pies, si es que eso es posible al ser de dimensiones tan colosales que se hace difícil de abarcar, y una segunda caminata bastante dura a causa del calor a pesar de haber arrancado a las 6 de la mañana por el llamado Brigth Angel Trail que desciende al fondo del cañón. No lo recorrimos en su totalidad pues, como hemos comentado, el calor comenzó a ser muy fuerte y el retorno era cuando decidimos volver de 4,5 Km en permanente ascenso muy pronunciado. No obstante, fue una bonita experiencia disfrutar de los paisajes que se presentan desde el camino que serpentea por la pared vertical.

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