Washington D.C.

Después de unos días de paz y tranquilidad recorriendo los dos Parque Nacionales Blue Ridge y Shenandoah nos sumergimos en la vorágine de una gran ciudad: Washington D.C.

No encontrábamos en la aplicación Ioverlander puntos de pernocta que nos parecieran aceptables.

Sin embargo, un golpe de suerte nos lo iba a poner fácil. Cuando ya estábamos muy cerca de llegar a la ciudad, recibimos un mensaje de una persona que sabía de nosotros a través de la Web que un amigo le había hecho llegar después de habernos visto según parece por California. En el mensaje nos invitaban a estacionar nuestro camión en el jardín de su casa en una preciosa zona residencial (Arlington) muy cerca del centro de Washington con posibilidades de acceso al metro, directo al National Moll, la impresionante avenida que recorre casi todos los lugares de interés de la capital. Aceptamos la invitación con gran placer y siguiendo unas perfectas indicaciones que nos habían hecho llegar, llegamos sin ninguna dificultad a la casa. Frederick ya nos esperaba a la puerta y en un momento teníamos el camión situado.

Imaginamos que tanto él como su esposa Denisse que también son Overlanders (Su camión Mercedes estaba estacionado allí) sabrán el favor que nos hicieron, ya que para nosotros no tiene precio poder tener nuestra casa en un lugar seguro, precioso y bien comunicado sobre todo cuando se trata de acampar en una gran ciudad.

Dos cenas compartidas con ellos y algunos de sus amigos amenizadas con agradables charlas en torno al tema que más nos gusta fueron el colofón de dos de las jornadas.

¡Sinceramente gracias a los dos! Esperamos poder devolveros pronto el favor en España.

La visita de la ciudad forzosamente tenía que ser breve, pues la cita en el puerto de Baltimore para embarcar nuestro camión rumbo a casa estaba ya próxima. Contábamos con tres días, a todas luces insuficientes para una urbe de esa categoría y magnitud.

Con eso y todo, gracias a la situación de la casa, los patinetes, que una vez más demostraron que habían sido una buena inversión y la posibilidad de hacer las distancias largas con ellos en el metro, conseguimos visitar los lugares más emblemáticos como el National Moll con el impresionante edificio del Capitolio, La Casa Blanca, Washington Memorial, Lincoln Memorial y un largo etc.

Llegamos hasta el Pentágono que, aunque realmente no tiene nada de especial que no sea el tamaño, nos apeteció echar un vistazo por pura curiosidad.

Hicimos un recorrido por el cementerio de Arlington, vimos el cambio de la guardia de la Tumba del Sodado Desconocido y disfrutamos de las bonitas vistas de la ciudad desde sus colinas.

Aun nos dio tiempo para hacer un rápido recorrido por el Museo Nacional de Arte y ver parte de la magnífica colección de pintura española, francesa, flamenca y alemana que guarda,

Tres bonitos y ajetreados días de mucho calor, con sus picnics (bien preparados por Magy) en agradables lugares de las muchas zonas arboladas de la ciudad, que quedarán en nuestro recuerdo por mucho tiempo.

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