Nueva York y las cataratas del Niágara

Después de dejar a Ximielga en el puerto de Baltimore para embarcarlo en el Olympian Highway con destino a Alemania, un tren AmTrack nos llevó hasta Newark cerca de Nueva York en donde nos esperaban familiares de Magy que nos dieron alojamiento por unos cuantos días mientras visitábamos la ciudad y hacíamos tiempo para volar a Alemania y recoger el camión.
Y empezamos la estresante visita de la ciudad. Elegimos comprar un paquete que permitía la visita de cinco atracciones con un precio algo reducido sobre el que supondría comprar cada una por separado (precios realmente escandalosos para lo que estamos acostumbrados), compramos un bono para el bus, otro para el metro y nos lanzamos de cabeza a la locura que es esta ciudad…
Visitamos la Estatua de la Libertad y la isla de Ellis, El puente de Brooklin, subimos al Empire Estate y al Top of de Rock, recorrimos China Town y Little Italy, dimos una rápida pasada por el Metropolitan Museum y visitamos la Zona Cero y el museo del 11S con una vuelta por el Occulo, el muy espectacular edificio de Santiago Calatrava en la zona del antiguo World Trade Center. ¡Ufff! Fatiga hasta contarlo.
Entremedias, varios de los días nos tomamos un tiempo para almorzar y descansar en el remanso de paz en medio del inimaginable ajetreo de esta ciudad que es el Central Park aunque, si bien no es silencioso pues el ruido de la ciudad lo invade todo, si valoramos lo relajante que puede ser sentarse en alguna de las praderas rodeado de ardillas (y algún otro roedor menos agradable) durante una o dos horas para recuperarse de las enormes caminatas que hicimos. Hemos estimado que en cinco días caminamos algo más de 35 km por la ciudad.
De todo ello destacamos el agradable paseo por la isla donde está la Estatua de la Libertad con lugares habilitados para picnic que aprovechamos, la gran colección de Egipto del Metropolitan, la simpática Little Italy y la honda impresión que nos causó todo lo referente al 11S.
Mientras estábamos allí, surgió la posibilidad de un viaje relámpago hasta las cataratas del Niágara en compañía de unos primos de Magy (Gloria, Pablo y su hijo Little Pablo) a quienes agradecemos enormemente el habernos brindado la posibilidad de la visita que ya habíamos dado por perdida cuando decidimos finalizar anticipadamente nuestro viaje por América.
Las cataratas son realmente impresionantes. Hicimos un recorrido en el barco que navega en la parte inferior, mojándonos hasta los huesos y un bonito paseo por la parte superior que nos permitió ver el tremendo caudal del río que finalmente se precipita desde una considerable altura.

 

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