Visitamos Abu Dhabi y Dubai

Dejamos Liwa con dirección a Abu Dhabi y después Dubai para hacer tiempo mientras llegaba la hora de volver a Arabia para presenciar alguna etapa del rallye Dakar.

Las estupendas infraestructuras con que cuenta Emiratos nos permiten hacer medias altas, teniendo en cuenta además que seguíamos rodando con gasoil árabe, es decir a 0,16 €/litro (cuesta trabajo procesar que llegues a la estación de servicio, digas “Full please”, sean 350 litros y la cuenta sea de ¡64 €!)

En Abu Dhabi teníamos en primer lugar algunas necesidades urgentes: supermercado y sobre todo lavandería y resueltas ambas satisfactoriamente, al segundo intento estacionamos a Ximielga en un parking muy bien situado en la llamada Corniche y a bordo de nuestros patinetes, por una ciudad plana y perfectamente adaptada para bicicletas hicimos largos desplazamientos para conocerla.

Destacamos lugares tan dispares como el impoluto y bien organizado mercado de pescado, con precios realmente buenos y en el que además de comprar pescado para llevar, eliges en un puesto lo que quieres comer, lo pagas y el pescadero te lo lleva a unos de los varios restaurantes en el que te lo preparan a tu gusto con un precio final muy razonable.

El recorrido por la Corniche se hace bajo una sucesión de impresionantes edificios, extravagantes unos, bonitos otros, casi siempre audaces en sus estructuras que, por supuesto hicieron las delicias de Magy y dejaron temblando la batería de su Tablet con las fotos.

Entre otras construcciones visitamos el World Trade Center Souk, una interpretación actual de un souk tradicional realizada por Norman Foster con un resultado muy conseguido.

 

Imprescindible era la visita de la mezquita Sheikh Zayed, una impresionante construcción realizada entre los años 1996 y 2007 con capacidad para unas 50.000 personas.

Más de 3000 trabajadores durante once años, utilizando mármol, piedras preciosas, cristal y cerámica de los más diversos orígenes en el mundo hicieron realidad esta sorprendente construcción.

Es difícil hablar de todos los elementos que causan admiración en el edificio, pero hay que comentar que la alfombra que cubre toda la zona de oración, es la mayor del mundo, hecha a mano por más de 1200 artesanos con 8 meses de diseño y 12 meses de anudado y tiene 5700 metros cuadrados.

Sus 1096 columnas con incrustaciones de piedras preciosas y semipreciosas como lapislázuli, ágata roja, amatista púrpura, nácar, etc, fueron hechas a mano por artesanos en la propia construcción.

Sin olvidar la iluminación nocturna que consigue una vista inolvidable del conjunto.

 

Emprendimos a continuación el corto trayecto hasta Dubai, en donde la acampada se presentó algo más complicada, pues tuvimos que dejar el camión a una considerable distancia del centro que, sin embargo pudimos salvar con comodidad (y mucho tiempo) gracias a una red de transporte público realmente buena, en particular su futurista metro totalmente climatizado: trenes y estaciones.

Recorrimos el Gold Souk, el mercado del oro, en el que si lo que vimos no es falso, te paseas literalmente entre toneladas de este metal, hicimos el cruce del canal llamado Dubai Creek a bordo de unas pintorescas y vetustas motoras en las que el barquero va metido en un hueco en el centro de la embarcación y los veinte pasajeros se sientan a su alrededor. Por 0,25 € pasas a la otra orilla para visitar el Gran Souk Bur Dubai.

 

Mención aparte merece el Dubai Mall. Lo estoy escribiendo y yo mismo no puedo creer que algún día iba a escribir con estupor sobre un mall, pero no es posible pasar por alto este lugar.

Nosotros llegamos en el metro del que desembarcas en una estación de película de ciencia-ficción para recorrer algo más de un kilómetro por un pasillo elevado sobre la ciudad de unos 15 metros de ancho, equipado con cintas transportadoras y totalmente climatizado al final del cual está el mall propiamente dicho: más de un millón (20 campos de futbol) de metros cuadrados con más de 1200 tiendas a la sombra del Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo: 160 plantas y 828 metros de altura a cuyos pies y formando parte del reciento del mall un lago artificial sirve de escenario a una impresionante fuente en la que tiene lugar cada pocos minutos un espectáculo de agua y sonido que por la noche se complementa con fantásticos juegos de luces sobre la fachada del rascacielos al compás de la música.

Todo ello acompañado de decenas de miles de personas cargadas de paquetes de sus compras en las tiendas que ofrecen lo más de lo más… lo último en telefonía, en autos, en drones, en moda, en… no sé, la locura.

 

Espectáculo de agua, luz y sonido en la fuente de Dubai

 

 

Probablemente deberíamos haber dedicado algo más de tiempo a Dubai, pero el Dakar nos espera…

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