En fin, última no, porque en el último plan hemos decidido volver a este país después de visitar Jordania para volver a asistir a una etapa del Rallye Dakar, pero por el momento terminamos nuestra visita a Arabia
Volamos desde España a Riad el día 3 de septiembre con incidente incluido: la horrible compañía aérea Wizzair (ni se os ocurra volar con ellos) nos dejó una maleta en Madrid y recuperarla costó más de una semana y montar un tinglado que incluyó que una amiga italiana, Era, volara desde su ciudad hasta Roma para buscar la maleta. Allí, entre cientos de bultos sin ningún criterio de almacenamiento ni identificación, Era se fue moviendo con la cámara de su móvil encendida, pasando por todos los bultos hasta que, milagrosamente, pudimos identificar nuestro equipaje. Ella misma se encargó de dejar todo preparado para que saliera al día siguiente hacia Riad. Grazie mille Era!!!!!!
En Riad, Waleed, la persona que generosamente guardó bajo techo a Ximielga durante más de cuatro meses, nos esperaba con la cena preparada. Increíble persona Waleed a quien nunca agradeceremos suficiente las atenciones que tuvo con nosotros. Shukran kulu nafs!!!!!!
Ya con todo nuestro equipaje, arrancamos a las cinco de la madrugada con el objetivo de alejarnos lo antes posible del horno que era Riad con temperaturas de 45 grados y rodamos dos días durante muchas horas con una parada para la noche en un precioso paraje del desierto en el que a esas horas las temperaturas concedieron un pequeño respiro.
Así llegamos a Al Bahah que se encuentra a más de 1000 metros de altura y, aunque los días eran calurosos, las noches refrescaba lo suficiente para poder descansar bien. Allí nos encontramos según lo acordado con Heike y Carsten con quienes ya proseguimos nuestro viaje al compartir el proyecto que tenemos para los próximos meses (o años).
Tras un agradable recorrido por las montañas, hicimos un alto de una noche para hacer una visita a Al Taïf y su zoco y otro alto en la zona alta antes de bajar a Jedah intentando acumular algo de fresco para lo que nos esperaba.
Llegamos a la enorme ciudad y acampamos en la playa. A pesar del calor y sobre todo de la humedad, pudimos hacer algunas visitas, mayoritariamente por las noches, para ver la ciudad vieja y el bonito paseo marítimo llamado La Corniche con una espectacular fuente que, como no, dicen que es “la más alta del mundo”.
Estando acampados en la playa, como es habitual en este país, la gente se acercaba a saludar, saber de dónde somos, preguntar si necesitábamos algo y, casi siempre, a invitarnos a cenar. Ese fue el caso una mañana cuando un matrimonio pasó por allí y hablamos un rato con ellos. Antes de marchar nos invitaron a cenar en su casa esa noche y así fue: vinieron a recogernos y nos llevaron a su casa, en donde nos esperaba un auténtico banquete. Una de las hijas del matrimonio era cirujano y había estado en Madrid haciendo las prácticas. Además de hablar un poco de español, nos presento a su hija de unos ocho años y ¡madrileña! Una agradable velada.
Dejamos Yedah con destino a un lugar de la costa para pasar un día relajados desde donde con un alto de una noche en Yanbu, una agradable localidad costera, salimos hacia Al Ula para visitar la que llaman la “Pequeña Petra” Acampamos en una espectacular planicie a muchos metros sobre la ciudad e hicimos algunas visitas mientras esperábamos la cita para visitar Mada’in Saleh, las ruinas de lo que fue la ciudad nabatea con sus tumbas excavadas en la roca al estilo de la mucho más conocida Petra, pero que causan impresión por su estado y en algunos casos monumentalidad. La visita se hace a bordo de un autobús con aire acondicionado, guía y nevera con agua fría, descendiendo del mismo en los puntos a visitar. Muy interesante visita, perfectamente organizada y atendida.
Ya en el camino hacia Tabuk, encontramos el parque llamado Magnificent Rocks of Buraikah que fue toda una sorpresa. Tanto es así que decidimos pasar allí dos días completos haciendo algunos paseos para contemplar los centenares de formaciones rocosas a cual más caprichosa que nos rodeaban. Las noches frescas hicieron que fuera una muy agradable estancia.
La siguiente etapa nos llevó Tabuk, en donde resolvimos cuestiones de intendencia (lavandería, etc) y dimos un par de paseos para conocer un poco la ciudad. Un castillo con muchas referencias al Profeta y un zoco agradable fueron los escenarios de las caminatas.
Y desde allí tomamos ya la dirección de la frontera de Jordania que alcanzamos en dos días de marcha y algunos otros de relax parando en lugares muy bonitos del desierto para ajustar los tiempos, como siempre haciendo filigranas con fechas de visado y demás complicaciones aduaneras.
Hola pareja.
Menuda pasada, que sitios más espectaculares y menudas fotos.
Un saludo 👋
Gracias chicos.