Ya se nos hacía larga la inactividad viajera, pero todo llega y ya estamos en marcha.
El objetivo, seguramente un tanto ambicioso, pero no por ello vamos a acobardarnos.
Planeamos cruzar en el ferry desde Barcelona a Civitavecchia (Italia), cruzar en dirección a Bari y desde allí, de nuevo en barco a Patras (Grecia) en donde empezaremos ya el viaje más minucioso. Tras la visita de Grecia, Turquía, Irán, Emiratos, Arabia y cruzando el mar Rojo a Sudán del Sur, y desde allí alcanzar el objetivo planeado: Sudáfrica.
Los primeros días aprovechamos el recorrido para que Magy conociera los lugares más importantes por los que íbamos pasando: Barcelona y Roma como más representativos, pero hicimos un alto en Lérida, en Bari y algunos otros hasta desembarcar en Grecia.
Después de la decepción que nos produjo no poder culminar nuestro recorrido por América como teníamos planeado a causa de la pandemia, pero también por la discriminatoria y muchas veces estúpida política de fronteras que parece algo increíble que se esté dando en pleno siglo 21 y que hace que viajar con pasaporte de países “no importantes” sea poco menos que imposible, realidad que a nosotros nos impidió la visita de Canadá y en consecuencia puso muy difícil recorrer Alaska.
Es triste, pero hay mucho mundo aún por conocer, así que decidimos dejar de ver un país para el que parece que hay que mendigar un visado según sea tu procedencia. Lo curioso es que Magy sigue siendo la misma, pero ahora como tiene la nacionalidad española ya sería bien recibida allí.
Pues que se lo metan donde les quepa.
