Breve paso por Chile

Las circunstancias sobrevenidas hicieron que nuestro paso por Chile fuera
más breve de lo planeado.
Una vez superada la complicada aduana de Colchane, con una parada para ver
el petroglifo del Gigante de Atacama, en una jornada llegamos a Pozo Almonte en
donde se pueden visitar dos de las antiguas explotaciones salitreras que
constituyeron la principal riqueza del país en el siglo pasado y finales del
diecinueve. Visitamos una de ellas tras pasar la noche en el aparcamiento, en concreto la llamada Humberstone. Si bien es interesante ver como la
factoría constituía una ciudad e
n sí misma proveyendo a los empleados de muchos servicios que hoy se considerarían en vanguardia, el estado de todo el conjunto, aun estando incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad, es deplorable, con zonas en las que es incluso peligroso entrar.

De allí y después de conseguir el ansiado lavado del camión para quitar la sal acumulada al atravesar los salares, llegamos a Iquique. Es una bonita ciudad en la costa con zonas cuidadas en el paseo que recorre las playas y el centro con bonitos edificios georgianos, muchos en buen estado de conservación y limitada por el lado opuesto al mar por dunas de una enorme altura.
Una de las visitas que nos atraía era ver la inmensa duna que fue escenario de varias etapas del rallye Dakar, pero tras los tristes acontecimientos, junto al vergonzoso estado de suciedad que se veía por todos lados, nos hizo desistir de ver más que lo que ya habíamos visto.
Es muy triste que un país que se tiene por avanzado y lo está en muchos aspectos, consienta que el paisaje desértico que rodea la ciudad con paisajes espectaculares, sea un auténtico vertedero de toda clase de basura.
Después de varios días en Iquique partimos con dirección a Arica, repartiendo el camino en tres etapas con altos de dos noches en cada una de dos calas de la costa: Pisagua y Caleta Camarones, ambas en dos lugares muy bonitos, con agradables y tranquilas playas en las que pasear y disfrutar con la multitud de aves y lobos y leones marinos que se avistaban en la costa.
Y finalmente Arica. Es una agradable ciudad sin gran cosa en particular, pero con el encanto suficiente para una etapa de relax.
Visitamos la catedral de San Lorenzo, toda ella en estructura metálica firmada por Eiffel e hicimos buena compra en el mercado del Agro de Santa María, muy bien surtido y con precios aceptables, entre otras cosas una buena provisión de aceite de oliva virgen extra de producción local y muy buena calidad.
Petroglifo del Gigante de Atacama. 86 m de                                                                                            altura.
Humberstone
En un aula de la escuela.

Los que tengan algunos años recordarán este cartel publicitario                                                               muy común en España.
Iquique

Pisagua

En Caleta Camarones. Barbacoa de pescado                                                                                            al atardecer en la playa.
Arica: interior de la catedral proyectada por Eiffel

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