Baños, Riobamba y ferrocarril de la Nariz del Diablo en Alausí

La llegada a Baños nos deparaba, ¡cómo no!, la sorpresa del día en forma de una pista para ascender al camping que habíamos seleccionado que escala 1000 metros en 5 kilómetros con ocho horquillas que en dos ocasiones nos obligaron a hacer maniobra con todo el voladizo del camión suspendido en un precipicio inquietante.
Superada la prueba del día acampamos en un precioso lugar enfrente del volcán Tungurahua que expulsaba fumarolas a no más de dos kilómetros de nuestra posición.
Pasamos dos noches y el día entre ellas en un agradable ambiente propiciado por sus acogedores propietarios con la ciudad de Baños a nuestros pies.
De nuevo en marcha, se imponía la bajada por la pista de las horquillas, que si bien no es para tomársela a broma, tampoco resultó tan terrible. Una compras y alguna fotografía en Baños y su privilegiada situación y un bonito recorrido por la llamada carretera de las cascadas hasta Puyo ya en plena selva amazónica. Nos instalamos en el parking de un “orquideario” (así le llaman por aquí) con el propósito de visitarlo en la mañana siguiente, pero renunciamos a la visita a causa del mal día que amaneció.
Retorno a Baños y continuación de la ruta hacia Riobamba en donde no pudimos acampar en el lugar previsto (el jardín de un hotel) al ser muy pequeños el espacio y la puerta para poder entrar. Decidimos alejarnos un poco de la ciudad para buscar un lugar para pasar la noche cuando se desató una tormenta que en pocos minutos hizo intransitable la carretera para los coches, llegando la riada casi a la mitad de la rueda del camión. En medio de aquel caos entramos en un pueblo y pusimos el camión en una cancha de basket que al estar hormigonada y algo elevada nos sacaba de la corriente que se había formado. La noche se fue calmando y por la mañana regresamos a Riobamba para informarnos sobre el tren turístico que sale de Alausí y recorre un difícil tramo por la llamada Nariz del Diablo. Ya con nuestros tikets para subir al tren al día siguiente, salimos hacia Alausí. Una nueva dificultad al llegar al hotel en el que planeábamos pernoctar, de nuevo en forma de árboles bajos y puerta con pórtico muy bajo para el camión nos obliga a acampar al exterior.
Por la mañana muy temprano en taxi hasta la estación y a las 8h en punto estábamos en el tren iniciando la excursión. El recorrido es muy bonito e incluso espectacular en algunos tramos, pero al haberle dado tanto dramatismo, esperábamos algo más aventurero. El recorrido se hace en descenso y es tan pronunciado que no es posible encajar en las paredes la vía haciendo horquillas, por lo que en dos ocasiones el convoy entra en una vía muerta, cambia de sentido de marcha y un cruce de agujas lo guía a un nuevo tramo de vía en descenso.
Se trata de un ferrocarril con propósito turístico únicamente, por lo que en la estación de destino espera un grupo folclórico indígena que ofrece un espectáculo de danza tradicional para los pasajeros. Hay también el inevitable mercadillo de artesanía, cafetería y restaurante.
El retorno se hace por el mismo camino y ya en Alausí paseamos por el mercado dominical en el que los lugareños, casi todos ataviados de forma tradicional, ofrecen sus productos.

Realizamos unas cuantas compras de frutas y verduras y una buena porción de chancho asado cortada de un cerdo asado entero que está extraordinario.
 El volcán Tungurahua desde nuestro campamento
La ciudad de Baños desde el mismo emplazamiento
 Baños sobre el acantilado

«Bonitas vistas en la carretera de las cascadas»     Las carreteras de Ecuador se rompen a nuestro paso
El ferrocarril de la Nariz del Diablo

Realizando la maniobra en uno de los zig-zag

 Pilar con los bailarines con los que luego se animó a participar
La propietaria de la tienda se apellida Logroño y desconoce su procedencia

 Alausí. Un paseo y compras en el mercado dominical

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